L a exposición organizada por el Ateneo Pablo Iglesias y el Instituto Municipal de Cultura realiza una síntesis de la obra de Andreu Alfaro y reúne 26 esculturas (algunas de ellas de hasta 9 metros de altura); que reflejan su trayectoria desde que comenzó su andadura artística en la década de los 50.

A lo largo de su vida, Alfaro se ha mostrado como un artista comprometido socialmente y que ha querido transmitir a través de su obra valores democráticos y libertarios, además de su marcada inquietud nacionalista.

Durante la presentación de la exposición, rechazó alguno de los valores dominantes de la sociedad contemporánea. «La vida le da a uno muchas posibilidades de evolucionar, pero he intentado decir siempre lo que quería decir y eso me ha ido bien. He utilizado unas formas de trabajo que han ido con el tiempo en el que vivía, pero nunca lo he intentado. Creo que es una estupidez intentar ser el primero o el más nuevo. Uno debe querer contar algo. Pretender, a través de una obra, ser el número uno me parece una cosa absurda».

Quizás por este motivo reconoció su admiración por Goethe. «Me interesó mucho durante una época. Creo que es el autor que más he leído. Me interesa su actitud personal. Era un pensador que me fascinaba. En aquella época había mucha gente que intentaba inducir a la novedad. Eso es un absurdo porque al cabo de uno o dos años se acaba y tienes que hacer otra cosa. El mundo del arte es muy complicado, sobre todo si quieres ser el número uno».

La colección que se presenta en Elche recoge piezas de su primera etapa, que estuvo ligada a corrientes más o menos constructivistas a través de las que penetró la modernidad en la escultura española. En la obra de los años 70 dominaron las generatrices, una progresión de elementos a partir de una ley calculada que apuntaba hacia la universalidad y a la condición épica que Alfaro atribuida por entonces a la colectividad, según escribe Vicente Marque en el catálogo.

A partir de los años 80, la obra es dispar y junto a trabajos de carácter lineal o piezas simbólicas en las que introduce la piedra como material. La obra más reciente es un nueva versión de un homenaje de 1964 a Raimon.