Una UTE (Unidad Territorial) de la Policía Local de Elche sorprendió el pasado sábado a un hombre de 44 años realizando diversas pintadas en el monumento de “Las Manos de San Juan”, obra de Pepe Azorín, situada en una de las rotondas frente a la Ciudad Deportiva, por lo que procedió a su identificación.

Los garabatos, según han informado desde la Jefatura de la Policía Local de Elche, se realizaron sobre dos paredes de los pedestales de hormigón que sirve de base a la escultura, el atril que la acompaña y en la misma acera. La acción, inacabada por la llegada de los agentes, ocasionó unos daños valorados en unos 600 euros. A estos, debe sumarse la denuncia por infracción a la ordenanza de Limpieza que partirá de los 300 euros, que podrá incrementarse tras la valoración del técnico municipal.

Calígrafos para identificar pintadas

La caligrafía no solo sirve para identificar la falsedad de una firma o el análisis de documentos manuscritos. Y, si no, que se lo digan a la nueva unidad de Urbanidad y Medio Ambiente de la Policía Local de Elche, que dispone de un pequeño laboratorio donde poder analizar la firma y los garabatos de pintadas que los vándalos dejan por toda la ciudad, desluciendo el mobiliario público y fachadas de edificios municipales y privados. El oficial y el agente que se encargan de controlar el vandalismo tienen la titulación de peritos calígrafos, lo que les acredita, incluso si hiciera falta judicialmente, para identificar a través de las firmas de estas pintadas a sus autores.

Y es que hay ocasiones en las que coger un bote de pintura y dedicarse a hacer garabatos, puede suponer, más allá de una sanción administrativa, un delito. Sobre todo, tras la última reforma del Código Penal o la Ley de Seguridad Ciudadana. Más allá del contenido del mensaje -en garabatos racistas, homófobos o contra partidos políticos pueden suponer incluso un delito de odio-, se considera delictiva toda pintada cuyo daño no pueda repararse, y provoque que haya que restituir el elemento donde se ha producido.

Por ejemplo, si se pinta una fachada convencional o un cristal de un escaparate con pintura, y esta se borra o se puede pintar por encima, estaríamos hablando de una sanción administrativa de entre 750 y 3.000 euros, dependiendo de la gravedad. Por el contrario, si la pintada se realiza con ácido -cada vez más común- o sobre piedra de granito, de forma que sea imposible quitarla al absorberse por la porosidad del material, sí sería un delito, al tener que sustituir el trozo de piedra o fachada donde se realice el garabato, y dependiente del daño, puede ser considerado delito leve o grave.

La unidad cuenta con todo el material necesario: un microscopio para estudiar con detalle el trazado, las marcas de tinta, la presión de la firma o sus signos característicos, una cámara para trasladar lo visto en el laboratorio al formato digital, un negatoscopio, o una mesa de reproducción fotográfica.

Estos actos vandálicos suponen un importante desembolso para las arcas municipales. Solo en grafitis se estima que el Ayuntamiento invierte más de 130.000 euros en su limpieza. La cifra se dispara hasta el millón de euros si se tiene en cuenta el resto de daños al mobiliario urbano, una práctica contra la que también lucha la unidad.

De hecho, detrás del trabajo de estos agentes está la detención del pirómano que hace algunas semanas llevó de cabeza a los bomberos tras quemar 40 contenedores en Carrús. El seguimiento y la vigilancia realizada permitió, con el apoyo del Grupo de Apoyo a Operaciones, detenerlo tras pillarlo con las manos en la masa.

En definitiva, una nueva unidad para perseguir este tipo de actos vandálicos, ya que, hasta ahora, no se había incidido en ellos y que contribuirán a mantener más limpias las calles de la ciudad.