n Nació en un pueblo de Ávila, Mamblas, formó su familia en otro de Salamanca, Peñaranda de Bracamonte, pero ha acabado viviendo en Elche. Se trata de Concepción Galán Nieto, una vecina de Elche que ayer cumplió 103 años rodeada de sus seres queridos. Concepción es una de las 25 personas de Elche con más de cien años de edad.

Reside desde hace unos años en el Asilo de San José, donde recibe asiduamente la visita de sus familiares. Concepción tiene dos hijos, Ricardo y Lorenzo, y una hija, Petra, y por ésta última se trasladó a vivir a Elche en el año 1966. «Cuando vine a Elche me puse a trabajar limpiando en una portería, en casa de señoras, y en una fábrica de calzado», recuerda Concha, como prefiere que se le llame.

Esta vecina asegura que «he llegado a los 103 sin tomarme una pastilla. Gracias a Dios no me duele nada. El único mal que tengo es la sordera (risas). Y lo he hecho disfrutando mucho de mi familia». Concha tiene nietos, biznietos y tataranietos, y con parte de su familia, ya que todos no residen en Elche, celebró ayer su 103 cumpleaños en un restaurante de la ciudad. «A lo largo de mi vida he sido muy feliz en compañía de mi familia y mis amistades».

Recuerdos

Se confiesa «católica de la cabeza a los pies», y recuerda que una de las cosas que hacía cuando podía moverse con más libertad en Elche era «visitar las parroquias con mi grupo de amigas. Recorríamos todas las iglesias para colaborar».

«Nací el 15 de diciembre de 1915, y la Guerra Civil me pilló muy joven, apenas me daba cuenta de lo que pasaba», explica Concha, que sí que recuerda que «fue una época en la que pasamos mucha hambre».

Concha recuerda que «mi madre murió cuando yo tenía 9 años, cuando acababa de tomar la Primera Comunión. Después mi padre se casó, pero como no me llevaba bien con mi madrastra acabé trasladándome a vivir a Peñaranda de Bracamonte con mi marido. Allí tuve a mis tres hijos».

Además de trabajar como limpiadora Concha Galán ha sido bordadora. «La costura siempre me ha gustado mucho», dice. No obstante, cuando se trasladó a vivir a Elche se dedicó a ayudar a su marido, que era portero, y a trabajar limpiando una empresa de calzado. Entonces vivía en un piso en la calle Ruperto Chapí.

A lo largo de su vida ha viajado muy poco. Concha recuerda que «he hecho alguna excursión con amigas a Segovia, Madrid y al Escorial», pero eso sí, se sabe de carrerilla todas las capitales de provincia de España, y las capitales de los países europeos. A sus cuidadoras las sorprende cada día sumando, restando y multiplicando a la perfección. «Pude ir a la escuela hasta los 14 años, después me puse a trabajar (sonríe)».