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Isabel Matute

"Dejé de recibir faena para aparar cuando empezamos a denunciar y a mi marido le echaron del taller"

El movimiento de las aparadoras está en alza, asegura su presidenta Isabel Matute

"Dejé de recibir faena para aparar cuando empezamos a denunciar y a mi marido le echaron del taller"

Llevan medio año dando voz a una parte de la población que siempre ha estado callada, y que son las personas que han aceptado trabajar en casa y sin contrato aparando calzado pensando que «era lo normal». Se trata de la Asociación de Aparadoras y Trabajadoras del Calzado de Elche que a través de su presidenta, Isabel Matute, reclaman el apoyo de la Administración para que se les reconozcan los derechos laborales perdidos, y que les den ayudas para poner en marcha cooperativas desde la que trabajar «con un contrato».

¿Por qué momento pasa el movimiento de las aparadoras?

Vamos al alza. En un principio nos sorprendió la acogida. Al principio se acercaron compañeras con mucho miedo, pero después del trabajo que hemos hecho, y de conseguir que se aprueben mociones en el Senado y las Cortes Valencianas, consideramos que estamos al alza para seguir trabajando en nuestra lucha.

¿Cuáles son, a día de hoy, sus metas?

Nuestro principal objetivo es que nos reconozcan los años que hemos trabajado. A eso no vamos a renunciar. No puede ser que una mujer que lleva 40 ó 50 años trabajando llegue a la jubilación y no tenga nada. La que tiene pareja tiene un apoyo, pero cada día hay más mujeres separadas. ¿Qué va a pasar con ellas?

¿Y la lucha contra la economía sumergida?

La lucha contra la economía sumergida es otro de nuestros objetivos. Acabar con ella y que se empiece a trabajar como nunca se debería de haber dejado de trabajar.

¿En qué va a consistir el proyecto de la cooperativa de aparadoras?

Hemos propuesto al Ayuntamiento firmar un acuerdo para crear una primera cooperativa, que sería el ejemplo para las próximas, y quitarnos a los intermediarios que son los que hacen que cuando el trabajo llega a nuestras manos cobremos 1,5 euros o 2 euros la hora. Nuestra idea es que las fábricas trabajen directamente con las cooperativas. Así se garantizaría que se está llevando a cabo un trabajo bien hecho, por profesionales con experiencia. Y podrían poner, con total garantía, la etiqueta de made in Spain.

¿El problema está en los intermediarios?

Los intermediarios son los que abaratan el coste del aparado y los que no contratan. La empresa encarga el trabajo a otro taller, que no contrata, desde donde, a su vez, siguen repartiendo el trabajo a otros talleres, donde tampoco contratan. Nuestra idea es acabar con esto ofreciendo a las empresas una cooperativa para trabajar con todas las garantías.

¿Cree que la economía sumergida está detrás de la falta de mano de obra en el sector?

No hay mano de obra porque nuestras hijas no se han querido enseñar, y porque nosotras tampoco hemos querida enseñarlas al ver nuestra situación. ¿Que les esperaba? ¿La esclavitud? Por eso queremos crear las cooperativas, donde hacer contratos de aprendizaje, y cobrar un salario digno desde el minuto uno.

¿Qué es lo que necesitan para arrancar?

Necesitamos un local donde poder empezar, para empezar a trabajar con dignidad y con un salario digno.

Para empezar a trabajar tendrán que tener el apoyo del sector. ¿Se han sentado con las patronales?

No. Hemos intentado mantener algún contacto pero no ha podido ser. De hecho hemos pedido al alcalde de Elche, Carlos González, que propicie un encuentro con las patronales para sentarnos a dialogar. La moción que se ha aprobado en las Cortes Valencianas recoge que nos tenemos que sentar a negociar.

Los sindicatos de trabajadores insisten en que el convenio laboral recoge la figura de la trabajadora en el domicilio.

Ese contrato existe, pero yo llevo 42 años trabajando y no me lo han hecho nunca.

¿Y lo ha pedido?

Claro que lo he pedido, pero nunca me lo han hecho. Sólo conseguí dos contratos de tres meses, y no era un contrato de trabajo a domicilio, con el que me tendrían que haber pagado un 10% más.

¿Por qué se ha dado pie a esta situación?

Quien dice que somos parte del problema está faltando a la verdad. Nosotras no contratamos, el que contrata es el empresario, que es el que ofrece sus condiciones. Y si no tienes nada se aceptan porque «es lo que hay». Durante muchos años ha estado normalizado que la mujer trabajase en casa en el aparado. Yo vine de Granada para trabajar, y era lo normal. Sí que he denunciado alguna vez, pero cuando denuncias dejas de trabajar, y pasas a formar parte de la famosa «lista negra».

Usted estaba trabajando cuando empezó este movimiento. ¿Cuál es su situación actual?

Yo estaba trabajando cuando empezó esto, y dejé de recibir faena porque les daba miedo que sacase su producto en la tele. Y no sólo eso, sino que mi marido, que trabajaba para el mismo taller, también fue despedido. Estas son las cosas que pasan en el sector. ¿Somos nosotras las responsables de esta situación?

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