El Palmeral conmemora su mayoría de edad como Patrimonio de la Humanidad y lo celebra, según el Ayuntamiento, con el picudo rojo «controlado». Después de 18 años desde que la ciudad obtuviera el reconocimiento de la Unesco, uno de los mayores enemigos de los últimos tiempos ha pasado a un segundo plano.

Es la lectura que hizo ayer el edil del Palmeral, Antonio García en la presentación de los actos conmemorativos que se han organizado para hoy (un acto institucional) y mañana (una jornada de pintura al aire libre). «El picudo está controlado en el Patrimonio de la Humanidad, pero no hay que bajar la guardia», afirmó.

Tras lograr que la amenaza del insecto haya remitido, el Ayuntamiento tiene todavía otros deberes por delante, que pasan por aprobar el Plan Especial del Palmeral, para garantizar el blindaje del Patrimonio de la Humanidad frente a los intereses urbanísticos y el Plan de Uso y Gestión, pensado para definir las actuaciones que se pueden hacer en el área de la Unesco y que es obligatorio.

El equipo de gobierno ha comenzado a trabajar en estos dos documentos, aunque, por su complejidad, quizá no lleguen a aprobarse antes de que acabe el mandato. Mucho más avanzada está la ley del Palmeral, que viene a sustituir a la de 1986, cuyo borrador ya fue presentado por el Ayuntamiento al Consell. Esta normativa busca corregir las amenazas urbanísticas del Palmeral. Entre las principales novedades, recogidas en el borrador elaborado por los técnicos municipales, destacan, por ejemplo, las sanciones con multas de hasta tres millones de euros por dar licencias sin control y también recoge la creación del Servicio de Inspección y de Vigilancia.

Mientras se aprueba en las Cortes, el tripartito aspira a hacer realidad antes de las elecciones un huerto urbano en El Raval (Hort de Felip) y a recuperar otras zonas deterioradas del Patrimonio de la Humanidad con la colaboración de los institutos.