Los cementerios de la ciudad registraron ayer la visita de miles de personas que cumplieron con la tradición de recordar a sus seres queridos, a aquellos que ya no están, durante la festividad de Todos los Santos. Fuentes policiales apuntaron ayer a que la afluencia fue mayor que el año pasado ya que el mal tiempo y la lluvia de los últimos días hizo que muchos de los ilicitanos que normalmente adelantan la visita para adecentar los nichos de cara a la jornada de ayer, no lo hicieran, por lo que durante la mañana de ayer hubo una gran afluencia generalizada que ocasionó algún que otro problema puntual.

El más notable, como sucede cada año, se dio en los alrededores de la rotonda de l'Aljub, sobre todo en el tramo de la avenida de la Libertad frente al Cementerio Viejo. Se trata de una vía que ya de por sí sufre u importante atasco en días festivos o fines de semana al ser la salida de la ciudad y el acceso a los centros comerciales, y que ayer tuvo que hacer frente a esa masiva circulación de vehículos en dirección al cementerio. En previsión de este atasco, muchos optaron por acudir en transporte público, gracias al refuerzo de las líneas de autobuses habilitadas por el Ayuntamiento de Elche.

Mucha afluencia hubo también en el Cementerio Nuevo, donde la Policía Local estableció un control de los accesos a las entradas y salidas del camposanto para redirigir el tráfico, evitar colapsos y facilitar el acceso a personas mayores o con problemas de movilidad reducida.

No obstante, no se registraron incidentes de importancia y la jornada transcurrió con normalidad. La afluencia se redujo considerablemente por la tarde, pues muchos aprovecharon el sol que predominó durante toda la jornada para aprovechar el día festivo en compañía de familiares y amigos.

Vega Baja

Esta estampa también es una tradición que se repite cada año, los cementerios de la Vega Baja, que se llenaron de flores, de tristeza y de recuerdos por los seres queridos que han fallecido en una jornada, la de Todos los Santos, que no ha perdido vigencia en la comarca. A las horas punta, los accesos se llenaron de coches y algunos ayuntamientos establecieron servicios de policía para facilitar la entrada y salida de los vehículos de los camposantos. Los auroros marcaron la tradición en la comarca con sus cantos, tristes, en recuerdo de los difuntos. En Orihuela, como es tradición, el canto de los auroros dio mayor solemnidad a la jornada al tiempo que acompañó a la soledad de muchas personas y de las propias tumbas que hace años que no son visitadas, con flores marchitas y floreros vacíos. Los auroros de Raiguero de Bonanza fueron los encargados de cantar las salves de difuntos y responsos en el cementerio de la localidad. No fue el único municipio que recibió a las graves voces de los auroros de la Vega Baja, que están en trámites para su declaración como BIC Inmaterial. El ancestral canto religioso también fue protagonista en los camposantos de Redován, Daya Nueva, Algorfa, San Fulgencio, Jacarilla, Bigastro, Albatera, Callosa de Segura, Catral y Almoradí. En esta última localidad, con motivo del Año Jubilar, a las 11 de la mañana fue subida la Virgen del Perpetuo Socorro, patrona de Almoradí, al cementerio, donde se ofició una misa. En la capital de la Vega Baja los residentes extranjeros del litoral reclaman la construcción de un cementerio en una zona con más de 30.000 personas empadronadas y cuyos vecinos deben desplazarse a municipios vecinos.