Patricia Aguilar, la joven ilicitana rescatada este verano tras ser captada a principios de 2017 por Félix Steven Manrique, el líder de una secta peruana, volvió a declarar ayer en el Juzgado de Instrucción 1 de Elche para explicar ante la jueza y la fiscal del caso el contenido de nuevas pruebas que remitió hace unos días y en las que quedaría constancia de que éste habría solicitado a la joven fotografías y vídeos de carácter sexual, siendo ella menor, con la excusa de limpiar su alma con ritos esotéricos antes de fugarse de su casa y trasladarse a Perú, al cumplir la mayoría de edad.

Tras viajar a Sudamérica, Manrique exigió a Patricia que borrara todas las cuentas de correo electrónico y destruyó el móvil de la joven. Sin embargo, hubo una a la que no pudo acceder al no recordar la contraseña, y no fue borrada. A su llegada a España, la joven recuperó su número de teléfono habitual y, con él, la posibilidad de acceder a la cuenta de correo, ya que para restablecer la contraseña se envía un SMS al número de teléfono del propietario para confirmar su identidad, tal y como explicó ayer su familia. A este correo, la joven remitía copias de las conversaciones que tenía por WhatsApp con las peticiones que le realizaba Manrique, que incluía la edición de vídeos esotéricos o de libros y manuales relacionados con los rituales satánicos que practicaban y con la inminente llegada del apocalipsis.

Estas pruebas también servirían, según fuentes cercanas al caso, para probar el abuso al que sometió a otra menor en el País Vasco, ya que Manrique, en esas conversaciones, habría incitado a Patricia a que convenciera a la chica a que siguiera sus pasos y se trasladara a Perú, tal y como hizo con ella, a la que captó siendo menor y acabó abandonando su casa cuando cumplió la mayoría de edad.

Instrucción

La instrucción del caso sigue así su curso. La de ayer fue la primera declaración de la joven ante la fiscal que finalmente se hará cargo del caso. El juzgado está a la espera de la respuesta de la petición realizada por la magistrada ilicitana para interrogar a Manrique, que continúa encarcelado en Perú, donde también tiene una causa judicial abierta tras la operación policial en la que se le detuvo y se consiguió rescatar tanto a Patricia como a los cinco menores que tenía a su cargo y a las otras dos mujeres captadas por la secta.