Llegó a ser catalogada en los años setenta como la «obra del siglo» por ser la primera vez en la historia que se construía un túnel para el paso del ferrocarril que se extendía a lo largo de ocho kilómetros bajo el casco urbano. Así lo recuerdan quienes fueron el alma de una infraestructura que supuso un antes y un después para Elche, hasta entonces partida en dos por las vías del tren.

Bastó con cinco años para hacer realidad un soterramiento ejemplar para la época y oficialmente conocido como el proyecto de supresión de los pasos a nivel de Elche. Una obra faraónica inaugurada hace cuatro décadas, justo cuando ahora la ciudad también está a las puertas de ponerse en el mapa a nivel ferroviario, con la ansiada llegada para la Alta Velocidad, prevista ahora para el verano de 2019. Y también en plenas reivindicaciones a Fomento para pedir la mejora del Cercanías.

En el año 1972, cuando arrancaron aquellas obras, Damián Uclés, como ingeniero y Antonio Bonete, de la constructora Arosa, fueron dos de los protagonistas de aquella hazaña, con Vicente Quiles, el último alcalde del franquismo, al frente del Ayuntamiento. Fueron necesarios 200 obreros para hacer una zanja «a cielo abierto», tal y como señalan los dos técnicos que participaron en el proyecto.

«La mayor dificultad fue la roca que nos encontramos bajo el suelo y para la que fue preciso utilizar dinamita», confiesan, con muchas anécdotas todavía guardadas en la memoria. Y tanto que lo recuerdan. «Empleábamos hasta 50 kilos en cada voladura y se llegaron a hacer grietas en los balcones de las casas», admiten, sobre todo en la zona más cercana al Cementerio Viejo.

Todo el casco urbano de la ciudad siguió de cerca el soterramiento que acabó con una veintena de pasos a nivel extendidos por toda la ciudad, con un peligro constante para los ilicitanos. Se construyeron cinco puentes y se extrajeron un millón y medio de metros cúbicos de tierra en esos ocho metros de profundidad que tenía el socavón.

«La expectación fue máxima en aquellos tiempos. Había tanta tierra que les decíamos a la gente que podía venir y cargarla directamente», señala Uclés. Y así fue, toda esa descomunal cantidad fue a parar a la zona del Pantano, a Altabix, para la expansión de Damel y para la agricultura, tal y como recuerda Bonete. El río Vinalopó albergó incluso una planta de hormigón para dar servicio a toda la obra. La empresa ferroviaria Comsa, la más importante del país en aquel momento, fue la encargada de dirigir un proyecto que miraron de reojo otras ciudades del país que reivindicaban entonces un soterramiento de las vías. «Entonces el alcalde tuvo mucho peso en el Ministerio, que escogió Elche para aquella obra», recuerda Bonete. Precisamente, dsde el pasado mandato, el exalcalde Vicente Quiles da nombre a lo que tradicionalmente se llamó la avenida del Ferrocarril.

En aquella época, sus protagonistas se encontraron con un Elche muy diferente al de ahora. «Una vía separaba a la ciudad no solo físicamente, sino también en clases sociales. Los que vivían arriba eran más humildes que los de abajo», señala Uclés. Pero, también, en plena década de los setenta, Elche era una ciudad muy industrial que empezaba a ver dispararse el número de coches, por lo que se hacía necesario acabar con una ciudad fragmentada en dos y en vilo cada día por el riesgo que traían consigo los pasos a nivel.

El día más esperado llegó el 15 de diciembre de 1977, en la estación de Mercancías, fecha en la que se inauguró oficialmente el túnel del ferrocarril ilicitano, con la presencia del ministro Fernández de la Mora, tal y como recuerdan Uclés y Bonete.

Presente y futuro

Cuarenta años después, la vía del tren acapara las miradas de los responsables políticos ilicitanos, que demandan una conexión del Cercanías con la estación de la Alta Velocidad en Matola. Precisamente, la ausencia de un enlace con el AVE o con el tranvía de Alicante es uno de los mayores errores que detectan los artífices del soterramiento. En esta carencia incide especialmente Damián Uclés, quien tras dejar Elche en los años setenta, participó en otros proyectos ferroviarios, como el de Teruel, hasta llegar a ser el responsable de la construcción del Tram en Alicante. «El proyecto para dotar a Elche de un tranvía estuvo redactado. El Ministerio lo hizo para no dejar a Elche fuera y para dotarlo de una modernidad que le hace falta. Hubera podido dar servicio a la Universidad», lamenta Uclés.