La Fiscalía pide 17 años de prisión para una mujer acusada de matar a su marido, enfermo de alzhéimer, en marzo de 2017 en su casa de Cox. El juicio comenzó ayer. Según la acusación pública, la mujer trató, en un primer momento, de que el fallecimiento de su pareja, de 73 años, pasara como una muerte natural, para después, como hizo ayer, confesar que lo había matado. La defensa pidió el jurado popular que admita como atenuante de los hechos una eximente incompleta por enajenación mental transitoria y que se tenga en consideración las circunstancias personales y familiares que rodearon el crimen confeso. Una circunstancias que relató ayer la acusación en su declaración ante el tribunal.

Su defensa también recordó que la mujer llevaba desde 2011 cuidando de su marido, que ya no podía valerse por sí mismo ni siquiera para comer. Sola, dijo, y sin ayuda familiar, lo que le habría ocasionado un profundo cuadro de depresión.

Según el Ministerio Público, la mujer estranguló a su marido con un cordón y una almohada. Tras el fallecimiento, lo sentó en el sofá y llamó a sus hijos, asegurando que el hombre había sufrido una caída y lo había acostado. Al despertar la mujer, manifestó entonces, lo había encontrado sin vida.

El personal sanitario que acudió a la llamada desde la central de emergencias también declaró durante la mañana de ayer en la vista. Una de las enfermeras que atendió al hombre aseguró que, al llegar a la casa, encontró al hijo de la víctima tratando de realizar la reanimación cardiopulmonar.

El personal médico, al comprobar que llevaba tiempo fallecido, no continuó con la maniobra. Al preguntar por lo sucedido, escucharon la versión que había contado la mujer a su hijo: que el hombre había sufrido una caída, lo había reincorporado y acostado en el sofá y luego había descubierto que había fallecido.

Sin embargo, los sanitarios vieron lesiones que les llamaron la atención, como señales en el cuello, que no se correspondían con la caída. Siguiendo el protocolo habitual se dio parte a la Policía Judicial para que se investigara el caso. También les llamó la atención que la mujer tenía heridas en el cuello y un golpe en la cabeza, «como si hubiera habido un forcejeo», señaló un testigo ante el juez.

Autopsia

La autopsia conformó después el estrangulamiento y los investigadores encontraron ADN de la víctima en un cordón que, al parecer, se había utilizado como arma del crimen. Otro detalle que llamó la atención de los sanitarios es que el hombre presentaba manchas de sangre en la cara. Lesiones que le autopsia atribuyó a la rotura de capilares de la nariz propia de la asfixia con una almohada. En cuanto a las heridas de la mujer, la defensa sostuvo que se trataba de un intento de suicidio que, en un primer momento, también ocultó a la familia.

Durante la jornada de hoy se realizarán las pruebas periciales, donde la defensa tratará de demostrar esa enajenación mental transitoria que pretende que el jurado considere como atenuante a la hora de dar su veredicto sobre el caso, por lo que la pena se rebajaría de forma sustancial. El juicio concluirá mañana.