«Estoy muy asustada, han pasado seis días y aún no me puedo quitar la imagen de la cabeza. La pareja vino con el niño en brazos, tenía un fuerte golpe en la cabeza, y estaba inconsciente. No pensé ni en ambulancia ni en nada, cogí mi coche y fuimos al hospital». Así relata una vecina de Aarón, el pequeño de dos años que falleció el lunes tras ingresar el jueves en la UCI por un presunto caso de maltrato a manos de su padrastro, el momento en el que la pareja y la madre del niño, ambos en prisión acusados de un delito de asesinato, llegaron a su casa para pedir ayuda.

«Solo podía pensar en que la criatura se salvara. Tuvimos un problema con el coche y acabó llevándolos una prima mía. Fui luego al hospital y me enteré de lo que de verdad había pasado. A nosotros nos dijo que el golpe era por una caída. Después, la Policía nos contó lo que de verdad había pasado», señala.

Los vecinos de las inmediaciones del Primero de Mayo, en Carrús, donde vivía la pareja con el pequeño desde hacía unos tres meses, según han señalado los residentes, aún no salen de su asombro. «Áun tengo los pelos de punta, no quiero ni recordar la historia, revivirlo, porque aún estoy nerviosa. Y más después de saber cómo ha acabado todo. Yo solo podía pensar en que la criatura se salvara, por eso ni lo pensé y cogí mi coche. Es una desgracia que haya terminado así», cuenta esta vecina que vive justo enfrente del inmueble en el que residía la pareja y el bebé. «Nunca imaginábamos que pudiera ocurrir algo así. Nos hemos pasado todo el verano viéndolos cada noche en el balcón. Ellos cenando y pasando el rato y nosotros sentados con nuestras sillas en la puerta -vive en una planta baja-. Y tan normal», lamenta.

Sin embargo, las personas que residen en el mismo edificio, sí sostienen que «eran una pareja muy rara. Apenas se les veía, y al niño no se le oía, no como a un niño normal de dos años. Sí se escuchaba a veces llorar, pero no las rabietas normales de un bebé, sino lloros de daños, de dolor. El resto del tiempo, era casi invisible», sostiene otra vecina del edificio.

Contacto

El único contacto directo con el resto de vecinos, señala una mujer, fue para pedir una llave de la terraza, que le facilitó una de las vecinas. «También vimos que estaban haciendo obras, poniendo un tabique, pero no nos dijeron nada y no quisimos meternos porque no había ruido, es como si no estuviesen haciendo nada, pero esta vecina, cuando les dio la llave, vio el tabique», cuentan.

Los vecinos han trasladado estas cuestiones a la juez del caso, ya que continúan las diligencias para esclarecer lo ocurrido. Los partes médicos apuntan a un maltrato continuado, como se sospechaba desde un principio, por lo que se está recopilando también el testimonio de vecinos y del círculo cercano de la pareja para tratar de esclarecer lo ocurrido.