En la cena en la que participa esta noche en Elche tendrá la oportunidad de presentar su nuevo libro, Lejos del corazón

Es un libro que sale 20 años después del primer título de la serie de la que forma parte, es la novena novela de mis detectives y tiene algo de homenaje y agradecimiento a la gente que me ha permitido llegar hasta aquí. También hay un homenaje a los personajes de ficción. Por otra parte, he intentado ser fiel al espíritu de la serie, que está apegada a la realidad española contemporánea. Me he ido a un lugar que la representa bien y del que nadie se preocupaba cuando empecé a escribir.

Ese lugar es el Campo de Gibraltar, ¿qué puede contar?

La situación allí es complicada desde hace tiempo. Salí una noche el pasado noviembre con una patrullera y vi un tiroteo en La Línea que no salió en ningún periódico. Cuando hay un lugar en el que la gente se puede echar encima de la Policía, hay un problema. Cuando la Guardia Civil le da el alto a alguien y este acelera, también hay un problema. Hay mucha gente que vive al margen del Estado, sin pagar impuestos. Es una asignatura pendiente porque deja en mal lugar a los que sí cumplen.

Al margen de la escritura, también es comisario del festival Getafe Negro...

Sí, la próxima edición arrancará a mediados de octubre, el país invitado es México y le dedicaremos nuestra atención al concepto de las fronteras, ya sea desde el punto de vista criminal, geopolítico o literario. México es un país sacudido por la criminalidad y sus efectos secundarios. Se le pasa toda la factura a ellos pero esa delincuencia hiperviolenta no sería posible sin la industria de armas que abastece a los cárteles o el consumo de drogas que hay al otro lado del río Grande.

¿México es el punto más caliente del planeta actualmente en cuanto a criminalidad?

Muchas veces se habla de que México es muy diferente a nosotros y somos más similares de lo que se piensa en temas como la droga o las fronteras. Los dos países están situados en una raya divisoria que separa la pobreza de la opulencia, aunque en España no lo queramos ver porque estamos situados en el lado favorable.

¿Por qué la novela negra ha conseguido escalar hasta el primer lugar entre las preferencias que tienen los lectores?

No sólo son las novelas, en internet o la televisión vemos que arrasan los sucesos. No siempre ha sido así, hace 20 años que empecé en esto y no había interés por parte de los editores españoles en la novela negra. Hubo un cambio durante la primera década de este siglo y el viraje ha sido brutal. Siempre ha habido un potencial narrativo porque en las primeras páginas pasa algo que nos acerca a la dimensión más oscura del ser humano.

¿Le interesa el morbo?

No soy de los que juegan la baza de la truculencia ni me interesan especialmente los psicópatas que descuartizan a sus víctimas y cuelgan en perchas las piezas. La violencia nos perturba pero no me atraen los asesinos sanguinarios. El ensañamiento sólo pertenece a las mentes enfermizas. Sí creo que hay un área interesante en la que podemos trabajar. En vez de interpelar al lector con lo macabro de las descripciones, podemos hacer ver el tejido del que está hecha la sociedad. Se conoce a la gente de bien y a los ciudadanos ejemplares, no tanto a los que viven dañando a otros y aprovechándose de los demás.

¿A usted, qué le hizo especializarse en la novela policiaca?

No diría que estoy especializado, también publico obras fuera de este género: ensayos, libros de viajes, infantiles, juveniles? Lo bueno de este oficio es aprovechar todas las posibilidades que nos da para contar historias. Aquí llegué por mi condición de lector, por la lectura de Raymond Chandler. Fue el que me trasladó la sensación de que se podía hacer literatura a través de la novela negra. No sólo es entretener, es algo que trasciende a la historia que quieres contar.

¿Podría escribir de corrupción o másteres universitarios?

La universidad española necesita un meneo importante si quiere ser significativa. Lo digo por la experiencia de cómo están organizadas en Estados Unidos, Canadá, Francia, Alemania, Reino Unido o Australia. Lo que tenemos aquí es endogamia, un feudalismo funesto. Y connivencia con la clase política, que es el principal problema. Se ha creído durante muchos años que son de otra condición. Les han pillado con el pie cambiado y van a caer más, afortunadamente.

¿Y llevaría a sus detectives a realizar una misión a Cataluña?

Lo de Cataluña está en un punto un poco tétrico. El año pasado se detonaron acontecimientos que obligaron a funcionar al Estado de Derecho. Se cometieron graves delitos, aunque la tipificación sea discutible, y deben tener sus consecuencias. El independentismo tiene ganas de imponerse y no se puede construir con la idea de fastidiar a los compatriotas. Un país europeo de 50 millones de habitantes no se puede joder por dos millones de independentistas.