La investigación que está realizando, y que incluye al Museo de Pusol, ¿cómo empezó?

En 2013 me propuse dar un paso al frente en los proyectos de investigación que había realizado hasta ese momento sobre museología local y el desarrollo de las funciones de un museo de la mano de la sociedad. Pasé de las funciones esenciales al modelo de gestión en sí. Todo esto con la cultura como eje. Hay dos aspectos importantes: el desarrollo sostenible y la gestión participativa. Seleccioné cuatro casos que me permitieron sumergirme en este tema.

¿Qué es lo que más le llamó la atención del Museo de Pusol?

El museo escolar, que me recibió de brazos abiertos y cuenta con una dinámica muy interesante. Está en plena evolución y es muy útil para la sociedad local. Tenía museos etnológicos, del trabajo y mineros en mi investigación pero ninguno escolar. Hay muy pocos de esta tipología y menos que funciones bien e innoven con la sociedad.

¿Cuáles son los aspectos que más te han sorprendido durante tu trabajo de campo en Elche?

Me ha sorprendido que hay una historia increíble de cinco décadas muy intensas de principio a fin. Es un proyecto en el que se ha trabajo con mucha pasión y en el que se han puesto en práctica ideas extraordinarias. Los implicados en Pusol han sido personas visionarias sobre lo que sería la escuela moderna y los métodos que ayudan al desarrollo de los jóvenes. También me ha gustado mucho trabajar mano a mano con un equipo que trata desde los temas esenciales hasta los superficiales.

¿La pasión es la clave?

El cuerpo del equipo del museo se ha ido renovando, como en cualquier institución. Garantizar las prácticas y los saberes de la cultura tradicional es algo que se mantiene vivo, que está solidificado. Cuentan con experiencia y han ido afinando.

¿Qué similitudes tiene Pusol con los otros tres museos que forman parte de su trabajo?

En todos tiene tanta importancia la población local como el personal formado de los museos. Esto los hace más útiles para la población. Están cerca de la sociedad y saben sobre qué merece la pena trabajar y cómo. Conocen el patrimonio y los métodos de salvaguarda. No son museos autistas que se dedican a vender exposiciones. No basta con exponer iconos culturales del siglo XXI. Esto no es El Prado ni El Louvre, es la cultura local.

En este mundo digital, ¿cómo explicaría el museo?

Pusol fue influencer en Elche antes de que existieran las redes sociales. Las cosas ya estaban pasando aquí, con matices muy interesantes, sólo faltaba ponerles un nombre. Mi trabajo para SoMus pretende consolidar sus buenas prácticas y extenderlas por el resto del mundo.

Al margen de su trabajo en Elche, ¿qué otros proyectos está realizando actualmente?

Realizo proyectos que trabajan en el campo de la cultura y desarrollan sus valores. Colaboro con museos pequeños porque son transformadores y ayudan a construir sociedades justas.