El tumulto, el atropello, el baile y algo de exceso de alcohol son su hábitat. Un grupo de jóvenes con edades comprendidas entre los 16 y los 19, que eran de otros municipios, hicieron su agosto en las Fiestas de Elche a base de sustraer con mucha maña carteras y móviles. La Policía Local, que ha identificado a cuatro contra los cuales se han abierto diligencias, ha contado ahora las andanzas que realizó para descubrirlos.

Fue en la noche de la Roà, la más multitudinaria y larga, la que puso a los agentes de la Policía Local sobreaviso gracias a un vigilante de seguridad que pilló a dos «in fraganti». Desde entonces se trabajó de forma coordinada entre el Equipo Operativo de Seguridad y el Grupo de Apoyo a Operaciones. Si estos no tenían suficiente con orines, drogas, venta de alcohol y peleas que atender, tuvieron que centrarse en localizar a este grupo. Pero pistas había, y muchas. Aquellos dos jóvenes que fueron puestos a disposición de los agentes por el vigilante por un hurto tenían el suficiente desparpajo para que, después de localizar en el cacheo a uno una tarjeta de crédito en los pantalones, éste les contestara: «Alguien me habrá metido esa tarjeta en el bolsillo sin darme cuenta». Eran las cinco de la madrugada. Allí mismo otro joven indicó a los agentes que «tenía serias sospechas de que, al menos, uno de los implicados fuera el que minutos antes le habría sustraído al descuido la cartera». Y como ambos iban sin documentación fueron traslados a Comisaría.

Víctima

Mientras realizaban la filiación de ambos se encontraron con otra víctima presentado una denuncia. El joven no dudó «de forma espontánea» en identificar a uno. Según relató a los agentes, «se habían acercado a él en grupo, simulando bailar y saltar, chocando accidentalmente contra sus posibles víctimas, momento en el que efectuaban el hurto». En algunas ocasiones llegaron a participar unas chicas que distraerían a los objetivos», explican fuentes de la Jefatura.

Tras tramitarse la denuncia en Comisaría -poco más se podía hacer- quedaron en libertad pendientes de presentarse en el juzgado, pero la Policía Local se dio cuenta que tenía un problema nuevo que resolver. Pensando que al día siguiente volverían a las andadas, se buscó la información sobre todos los hurtos detectados durante los días de fiestas. Se cruzaron descripciones de sospechosos y se identificó a tres posibles autores, todos de edades similares. De hecho, uno de ellos fue detenido por atentado a agente de la autoridad después de ser interceptado al tratar de huir.

Lo único de fiestas que quedaba era el castillo de fuegos en las laderas del río y, tal y como se esperaban los agentes, allí se encontraron con tres de ellos. Uno de los implicados, al ver que iba a ser arrestado, salió a la carrera tratando de escapar. En su huida, «llegó a lanzar un teléfono al interior de un carro de bebé que encontró al paso». En los cacheos fueron sorprendidos con seis terminales en los bolsillos de los que no supieron dar explicaciones coherentes; de hecho, según se pudo comprobar posteriormente esos teléfonos aparecían como denunciados por robo.

Los tres jóvenes fueron detenidos y trasladados a dependencias policiales. Deberán enfrentarse a un delito continuado de hurto debido «a la gran cantidad de denuncias de las que son sospechosos», especifica la Policía Local que ha dejado el seguimiento de la investigación en manos de la Comisaría de Policía Nacional y del juzgado de guardia.