Al cierre de esta edición, la ciudad de Elche vivía la madrugada de la Nit de l'Albà con mucha tranquilidad y sin incidentes de importancia, sin apenas heridos registrados y con algunos incendios. En cualquier caso, todos hechos menores, según resaltaron responsables municipales y de los servicios de emergencias.

El alcalde Carlos González estuvo buena parte de la noche al frente del dispositivo junto al edil de Fiestas, Pepe Pérez. El férreo control que se estableció ayer en los alrededores de Santa María, para evitar la presencia de espectadores en las calles, ayudó y mucho a evitar que el clásico herido golpeado por una caña se produjera. Antaño, la mayoría eran turistas que no sabían dónde se metían.

Antes de la Alborada, habían sido atendidas cinco personas por quemaduras y heridas, la mayoría, casos relacionados con el uso de material pirotécnico y otras tres se registraron hasta la medianoche. Las otras dos, ya de madrugada. Los bomberos habían efectuado una quincena de salidas, diez de ellas antes de las once de la noche. Los fuegos en zonas verdes y veredas eran los más complicados porque obligaban a desplazar vehículos fuera del casco urbano que, evidentemente, siempre supone la principal preocupación del Parque de Elche.

Los servicios se sucedieron con velocidad por las calles de la ciudad, en un circuito de emergencia, y gracias a una serie de retenes instalados por los servicios públicos que funcionaron muy bien. Al cierre de esta edición, la tradicional «guerra de carretillas» vivía su momento de máximo esplendor. Las medidas de seguridad introducidas durante los últimos años, acotados el lugar de lanzamiento en un huerto y permitiendo el libre tránsito sin peligro por el centro de la ciudad, ha permitido reducir de forma muy considerable el número de heridos. Además, los carretilleros accedían (ayer había una veintena, siempre al cierre de esta edición) perfectamente vestidos para reducir las quemaduras e impactos producidos por estos artefactos pirotécnicos.

La Policía Local también reforzó los servicios para evitar el lanzamiento de material pirotécnico en las barracas, evitando de este modo que se pudiera producir algún tumulto de público y cundiera la alarma.