Tras la Roà, tranquila y sin incidentes importantes, según han destacado desde el Ayuntamiento, la ciudad se ha despertado cubierta de plásticos, basura, cientos por no decir miles de botellas de refresco, botellas de alcohol vacías, algunos vidrios y mucho trabajo por hacer. La empresa Urbaser tiene a varias brigadas desplegadas recogiendo todo lo que encuentran a su paso.

Se está lanzando agua por toda la ciudad para hacer desaparecer el olor a alcohol, la sensación pegajosa que hay en muchas zonas al pisar o los orines. Un trabajo que ha tenido especial incidencia en el parque de Jaime I, convertido desde hace años en principal punto de encuentro del botellón.