Una brigada entera de Urbaser tuvo que hacer frente ayer, desde primera hora de la mañana, al lamentable estado en el que quedó el Parque del Rey Jaime I, un punto neurálgico del botellón y que desde que comenzaron las fiestas ha sido tomado cada noche por cientos de jóvenes que llegan cargados con el alcohol que consumirán. Los restos que abandonaron, desde bolsas a vasos, pasando por botellas (algunas llenas), no eran fácil de recoger en mitad de un parque, lo que obligó a una docena de personas a trabajar sin descanso. En el resto de la ciudad se realizó un trabajo similar para que a las diez, durante la procesión de la patrona, todo estuviera a punto.