Tras el Alardo con el que se despertó Elche por la mañana, los Moros y Cristianos cedieron el protagonismo de la tercera jornada de las fiestas a los más pequeños. Cerca de cuatrocientos niños participaron en el desfile que llenó en la tarde de ayer de color y alegría las principales calles del centro ilicitano. Los menores iniciaron su recorrido sobre las 20 horas en la calle Alfonso XII y lo concluyeron en la plaza del Congreso Eucarístico, tras pasar por emplazamientos como la Plaça de Baix o la Corredera. A la finalización, los menores fueron recompensados con un helado. «Igual que los mayores nos refrescamos con cerveza al terminar, ellos lo hacen con su tarrina», bromeaba un veterano de los Moros y Cristianos.

Los menores tuvieron libertad para mostrar su espontaneidad por las calles de Elche, mientras sus padres y abuelos les seguían con especial emoción. «Es un premio para ellos, su día», resumió el presidente de la Asociación, José María Vera. Todas las comparsas tomaron partido en este acto y la música se encargó de acompañar el paso de los niños y niñas, puesto que la presencia femenina cada vez es mayor en estas fiestas, como demostraron ayer sus bases.

«Ellos son el principio de la celebración. Nuestra obligación es la de inculcarles el espíritu festero para que, después, sean ellos los que decidan si continúan o no», declaraba Vera poco antes de que diera comienzo el desfile. Los más pequeños confirmaron que los Moros y Cristianos gozan de buena salud y que cuentan con una cantera suficiente para garantizar el futuro.