Un atronador despertar han vivido las calles del centro de Elche durante esta mañana, gracias al Alardo más potente de la última década. Un total de 128 kilos de pólvora se han disparado esta mañana en el tradicional Alardo de las fiestas de Moros y Cristianos. Esta cifra supone prácticamente un 30% más que la registrada el pasado año y es la mayor carga lanzada al aire desde el ejercicio 2008, cuando se consumieron nada menos que 160 kilos de pólvora. A partir de las 9 horas de hoy ha comenzado el espectáculo, en el que los festeros han descargado toda la potencia de sus arcabuces, despertando así, sobre todo, a los vecinos del centro de Elche. En esta ocasión, más del 25% de los participantes han sido mujeres, lo que indica en parte el mayor calado que va teniendo este acto, donde hasta hace pocos años era muy raro verlas participar activamente en el manejo del arcabuz. La recogida del explosivo se produjo el pasado lunes en el polígono de Carrús, en unas dependencias cedidas por la Casa de Andalucía. La Guardia Civil fue la encargada en todo momento de supervisar la entrega de la pólvora que se le dio a los festeros.

Los representantes de los Moros y Cristianos han podido disfrutar de una experiencia increíble desde dentro junto a sus compañeros de las filàs. Los restos de pólvora se han quedado en los rostros y en los brazos de los participantes, que al finalizar el acto han entregado los arcabuces y sus acreditaciones en la zona de Traspalacio, para continuar con un almuerzo frente a la plaza del Congreso Eucarístico, con el ánimo de que la fiesta se mantuviera viva. Representantes de la ciudad aragonesa de Jaca, ciudad hermana de Elche, también han querido estar presentes en esta particular celebración.

El presidente de los Moros y Cristianos de Elche, José María Vera, ha querido destacar cómo se ha revitalizado el Alardo y también ha recordado que hace dos años se pasó de la tarde a la mañana, con un buen balance y aceptación hasta la estos momentos. La pólvora se entrega como máximo 48 horas antes de utilizarla en su correspondiente envase y suele ser depositada en un sitio fresco, alejada de cualquier fuente de calor. De la misma manera, tanto los pistones como el arcabuz tienen que estar separados del material explosivo, recuerda Tomás Campello, delegado del Alardo.