Antes de las 18 horas ya estaban cortadas algunas calles del centro y pequeños grupos de Moros y Cristianos empezaban a adelantar los primeros compases festeros y los primeros desfiles improvisados. Pero conforme se iban acercando las 20 horas, cada vez más gente empezaba a deambular por los viales con sonidos festeros de fondo. Las bandas de música comenzaban a avanzar, con la entrada de bandas, una imparable sucesión de pequeños pero amenos actos que confirmaban que Elche empezaba a entrar de lleno en las fiestas. La «entraeta» de Moros y Cristianos por un lado, y el pasacalle del resto de entes festeros por otro iba generando el clima perfecto, al tiempo que la plaça de Baix se iba quedando pequeña para tanta gente. El encendido del alumbrado de fiestas y la interpretación de Aromas Ilicitanos marcaba los minutos inmediatos a que comenzara uno de los momentos más esperados: la lectura del pregón.