Salvar a las tres mujeres del Apocalipsis y repoblar con ellas el mundo. Ese es el argumentario básico de la secta Gnosis, que captó a la joven ilicitana Patricia Aguilar. Su líder, Félix Steven Manrique, se hacía llamar a sí mismo el príncipe Gurdjieff. La Policía encontró objetos relacionados con la práctica de rituales de magia oscura y manuales relacionados con prácticas sexuales como el kamasutra. Los investigadores peruanos apuntan a que Manrique les hacía consumir drogas para someter su voluntad.

Bajo estas teorías apocalípticas y sus sesiones de esoterismo captaba a las víctimas, hasta que conseguía, por medio de la manipulación psicológica, someterlas por completo. Su harén, compuesto por otras dos mujeres además de la joven ilicitana, estaba destinado a esa repoblación del mundo tras el Apocalipsis. Una premisa que contrasta con la tesis de los investigadores, que señalan que el verdadero propósito era usar a los menores, hijos de las otras dos mujeres, para explotarlos laboralmente, secando y pelando granos de café que luego vendían en los mercados, con el único fin de mantener a Manrique. Patricia Aguilar fue encontrada en mitad de la selva, con los cuatro menores a su cargo. Cinco, contando con su hija, de poco más de un mes. Todos estaban desnutridos, con picaduras de mosquitos y desatendidos, viviendo en una especie de cuadra, casi sin comida, y sin unas condiciones higiénicas y sanitarias mínimas.

Su actitud no cambió lo más mínimo al ser detenido, mostrando una prepotencia y altivez que sorprendió a los agentes. Por el momento, el Ministerio Público peruano le acusa de trata de personas por esa explotación laboral, lo que le ha valido a la juez para decretar nueve meses de prisión preventiva mientras continúan las investigaciones, por lo que no se descarta que se amplíen los cargos o se encuentran más pruebas de su modus operandi.