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En casa del herrero, cuchillo de palo

Un estudio de la Universidad de Alicante revela que apenas un tercio del personal sanitario de Elche y Torrevieja decide vacunarse de la gripe

Un paciente recibe la vacuna de la gripe en el Hospital del Vinalopó en Elche durante la última campaña. ANTONIO AMORÓS

Menos del 30% del personal sanitario en la provincia se vacuna contra la gripe, todo ello a pesar de que es uno de los grupos diana en los que es altamente recomendable su inoculación. Según un estudio que emana del Servicio de Medicina Preventiva del Hospital del Vinalopó y de la Cátedra Balmis de Vacunología de la Universidad de Alicante, las coberturas vacunales son bajas en el personal asistencial, aunque muestran una tendencia ascendente en la presente década.

De igual modo, se resalta que precisamente son los propios facultativos son los que menos se vacunan y el personal de enfermería el que más sensibilizado está en la práctica, aunque existen diferencias significativas entre categorías profesionales.

El trabajo confirma que los médicos tienen menor cobertura vacunal que los otros colectivos profesionales, mientras que en los servicios de especial riesgo, como son Medicina Interna, Urgencias, UCI y Pediatría, tampoco se obtienen buenos resultados (29,7%). Cabe señalar que por personal sanitario se incluye no solo a los profesionales de la salud, sino a todo tipo de trabajadores, estén o no en contacto directo con pacientes o con sangre, tejidos o fluidos corporales, aparatos, equipos y superficies posiblemente contaminadas.

El personal asistencial puede ser transmisor de la gripe a los pacientes en los centros sanitarios, por ello, su vacunación es considerada una medida preventiva de primer orden. «Pueden actuar como vectores para la transmisión de la enfermedad en los pacientes», según se insiste en este trabajo.

En concreto, según esta investigación, los últimos datos obtenidos a partir de 2.035 trabajadores asistenciales de los departamentos de salud Elche-Crevillent y Torrevieja, y tras un seguimiento para conocer la evolución a lo largo de tres años, reflejan que la tasa media de vacunación fue del 27,2%.

«Al comparar las coberturas vacunales contra la gripe estacional observadas en nuestro estudio con las registradas en trabajos similares realizados en Estados Unidos, se aprecian diferencias», advierten José Tuells, Vicente García-Román y José Luis Duro-Torrijos, autores de esta investigación, y que señalan que en EE UU se obtienen coberturas en torno al 40-50%.

¿Voluntaria u obligatoria?

En este trabajo, y en vista también de los resultados de otros estudios, se llega a plantear incluso si se podría empezar a cuestionar los programas de vacunación voluntaria de gripe estacional, «muy a pesar de las estrategias encaminadas a la comunicación, la educación, el abastecimiento gratuito de vacuna, los incentivos por las vacunaciones e incluso la accesibilidad a las vacunaciones mediante equipos itinerantes, todo lo cual ha dado lugar a un debate sobre la necesidad de realizar la vacunación obligatoria en el personal sanitario».

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y las principales instituciones sanitarias internacionales recomiendan la vacunación anual de los trabajadores sanitarios. Desde el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud del Ministerio de Sanidad se recuerda que la vacunación antigripal tiene como fin reducir la mortalidad y morbilidad, «por ello, deberá ir dirigida fundamentalmente a proteger a las personas que tienen un mayor riesgo de presentar complicaciones en caso de padecer la gripe y a las que pueden transmitir la enfermedad a otras que tienen un alto riesgo de complicaciones».

En octubre del pasado año el Ministerio de Sanidad recordaba, como caja ejercicio, que los grupos de riesgo, las personas a partir de los 65 años y el personal sanitario «deben vacunarse» para prevenir la gripe, y aconsejaba además que lo hicieran a partir de la tercera semana de octubre.

La investigación, publicada recientemente en la Revista Española de Salud Pública, constata también otras cuestiones, como que los médicos vacunados son más partidarios de recomendarla a sus pacientes. «Si nuestros facultativos no se vacunan, difícilmente van a recomendar la inmunización antigripal», reflexionan Tuells, García-Román y Duro-Torrijos.

La eficacia y efectividad vacunal varían cada año en función de «las variaciones antigénicas de la cepa circulante», de la proximidad del pico epidémico de la temporada, de la edad y el estado de salud del inmunizado. Según estos antecedentes, en ambos departamentos de salud estudiados se ha detectado que la vacunación ha reducido los casos de enfermedad gripal en un 74,6%.

Los expertos consideran, a modo de conclusiones, que se deberían implementar nuevas estrategias de inmunización dirigidas específicamente a los servicios que por su actividad presentan un mayor riesgo para el paciente.

Asimismo, «una estrategia específica enfocada a estos servicios -Medicina Interna, Urgencias, UCI y Pediatría) y segmentada por grupos profesionales mejoraría la cobertura vacunal y disminuiría la difusión de la gripe en los pacientes hospitalizados», añaden.

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