Pintadas en el mobiliario urbano, en los juegos infantiles o en edificios municipales; restos de botellón que amanecen cada mañana en el parque; actos vandálicos que destrozan hasta los sistemas de riego, y un largo etcétera. Los vecinos del entorno del parque de Francesc Cantó, en Carrús, están hartos de soportar este tipo de situaciones a lo largo de toda la plaza. Se trata de uno de los espacios públicos más concurridos de la zona, donde cada tarde se concentran decenas de niños, jóvenes y mayores para disfrutar del tiempo libre. El problema pasa porque los espacios comunes acumulan numerosos destrozos que. lejos de ser debidos al paso del tiempo, son intencionados, lo que causa la indignación de los usuarios. Ayer mismo, se denunciaba a través de las redes sociales, y como se puede constatar en el parque, destrozos en el sistema de goteo de riego de las zonas verdes, que se suman a los numerosos desperfectos de la zona.

Así lo aseguraba ayer un vecino, que criticaba que «no hay respeto por nada, solo hay que echar un vistazo». Este residente de la zona señala que «sobre todo a media tarde y por la noche, cuando cae el sol, y más ahora en verano, hay grupos de jóvenes y no tan jóvenes que vienen al parque a cenar, a tomar algo, incluso a hacer botellón, y lo dejan todo perdido, porque no se recoge nada», añadió. Otra vecina asegura que es frecuente que la plaza amanezca con restos de botellas y vasos, cajas de pizzas y otro tipo de basura generada durante la noche.

No obstante, una de las quejas que más se repite en «la presencia de grupos de adolescentes en el parque, frente a las zonas infantiles, fumando porros y pasando la tarde frente a las zonas infantiles. Al final hemos optado por ir a otro parque, porque no es muy agradable estar aquí y que los niños estén oliendo a porro todo el rato», señaló otra mujer ayer.

Por su parte, el edil de Vía Pública, Héctor Díez, reconoció ayer que esta es una zona donde se dan continuos problemas relacionados con pintadas y daños al mobiliario urbano. «Hay gente que no respeta mucho el mobiliario urbano. Hace poco se pintó la fachada de las instalaciones municipales -donde está la OMAC, entre otros servicios-, pero al ser un edificio blanco, cada dos por tres está igual, sirve de lienzo para estas pintadas», aseguró el concejal.

Por tanto, y al tratarse más de una falta de civismo, como también apuntan los vecinos, que a un problema de mantenimiento, «poco más se puede hacer. En estas zonas no puede usarse la pintura especial de Urbaser, porque degrada el mobiliario. Barajamos cambiar de color el edificio, para que no sea todo blanco, pero ya veremos en futuras actuaciones», añadió Héctor Díez.

Los vecinos reclaman más presencia policial, en la zona, aunque la mayoría de actuaciones tienen lugar de noche y no se puede hacer mucho, a no ser que se le pille «in fraganti», concluye el edil.