¿Qué supone para usted ser este año la homenajeada del Festival de Cine de Elche
Es algo que me hace mucha ilusión, un honor que el homenaje llegue por parte de un festival al que conozco mucho de mi época en la Academia de Cine. Nunca he tenido la oportunidad de visitarlo y este año voy a poder hacerlo. También es un orgullo que reconozcan mi labor como directora, porque los directores, al igual que los productores y los guionistas, siempre estamos a la sombra. Hago cine pequeño e intimista y soy mujer, así que es más difícil que me den este tipo de reconocimientos.
Imagino que el orgullo será mayor al tratarse de una edición del festival en la que se pone el foco sobre la mujer...
Eso hace que la ilusión sea mayor. Cuando fundamos la Asociación de Mujeres Cineastas, con directoras como Isabel Coixet, Chus Gutiérrez o Icíar Bollaín, vimos que teníamos que darnos a conocer más. Hemos conseguido crecer y se está haciendo un gran trabajo en este sentido en lugares como Cataluña, Galicia o Andalucía. Somos una asociación cada vez más grande, que engloba a directoras, actrices, productoras y cualquier mujer relacionada con el cine.
Toda reivindicación es poca en este sentido...
Por eso es necesario que festivales como el de Elche ponga el foco en esta cuestión. Nosotras decidimos montar la asociación cuando nos dimos cuenta de que las multinacionales daban alternativas sólo a hombres porque decían que no había mujeres cineastas. Claro que las hay y estamos en el primer nivel. No somos chicas que estamos empezando. También tenemos que reivindicar la figura de productoras, guionistas, directoras de fotografía, sonidistas?
¿Y con las actrices qué pasa?
Llega un momento que parece que no hay papeles para ellas, cuando somos la mitad de la población y de la profesión. Tenemos que reivindicarnos y visibilizarnos. No es una cuestión de edad, a las más jóvenes les dan papeles de adorno en las películas. Cualquier personaje interpretado por un hombre también puede ser protagonizado por una mujer. Como decía antes, esto se acentúa más cuando pasamos de los 40 y el único papel que nos ofrecen es el de madre.
¿Es una cuestión únicamente relacionada con el cine?
No, también se trata de una cuestión de educación. Si en el audiovisual no damos una visión de las mujeres desde otro punto de vista, cómo vamos a educar. Por eso es importante cambiar nuestro rol en el cine. Se están dando pasos grandes para ello pero queda tanto trabajo por hacer que, por mucho que se haga, siempre es poco.
Usted es catalana y allí se ha producido un auge de directoras con casos como los de Elena Martín, Carla Simón o Roser Aguilar por ejemplo...
No sólo en Cataluña están apareciendo directoras jóvenes. Es cierto que aquí se están haciendo cosas interesantes y que dos cineastas catalanas han sido las últimas en ganar el Festival de Málaga, Carla Simón con Verano 1993 y Elena Trapé con Las distancias. En los dos o tres últimos años se ha producido un movimiento grande, al margen de otros referentes que tenemos como Isabel Coixet. La pena son los porcentajes. Que sólo el 15% de los directores sean mujeres es miserable para nuestro cine.
Usted también dirige el grado de Comunicación Audiovisual en la Universitat Ramon Llull, ¿qué ve en las aulas?
Lo que veo me hace preguntarme qué pasa en el momento de pasar a la dirección, porque las clases están llenas de chicas. Lo que hemos hablado sobre lo que ha pasado en Cataluña durante los últimos años no debe ser una marcha puntual, tiene que ser para siempre. Si hay mujeres dirigiendo y escribiendo, las jóvenes se animarán más y romperán los techos de cristal. Ahora se ponen freno ellas mismas y eso me parece fatal.
¿Qué más pasos hay que dar?
Lo primero es visibilizar y educar y luego hay aspectos más radicales, como el tema de las cuotas. En Suecia, por ejemplo, han funcionado muy bien. Han analizado las falacias que hay en el mundo del cine para acabar con ellas. Las ayudas públicas deberían ser al 50%, sin que ello afecte a los méritos ni baje la calidad. Es muy triste que en algunos festivales no entre ninguna película hecha por mujeres. Las cuotas acabarían con esto aunque entre nosotras mismas hay quien no está de acuerdo.
¿Los jóvenes son los mayores consumidores de cortos?
Están más acostumbrados a las piezas cortas y en ellas tienen lo que quieren: drama, terror y todo tipo de géneros. A veces me cuesta entender que quieran piezas cortas, no hay que medir la calidad por la duración. Hay cortos que aburren y largos que no quieres que acaben nunca. Cada historia tiene su formato.
