n Dos exposiciones de una tacada. La Universidad Miguel Hernández (UMH) inauguró ayer en el edificio Rectorado y Consejo Social las muestras 2/1 Dos en uno y Sinceramente, yo ya no razono, de los artistas Chenia y David Gallego. Ambas muestras se podrán visitar de forma gratuita hasta el próximo 28 de septiembre, por lo que llenarán de arte este verano el campus de Elche de la Universidad.

2/1 Dos en uno es el proyecto ganador de la segunda edición de la Beca Boomerang, que fue convocada por el Vicerrectorado de Cultura y Extensión Universitaria. La exposición de la granadina Chenia toma de esta manera el relevo de Cinco Actos, la muestra que fue expuesta el año pasado por Pablo Bellot. La vencedora de esta edición de la beca apuesta por una distopía de un mundo abusivo, según los organizadores. En el horizonte imaginado por Chenia cobra mucha fuerza el exceso de la obsolescencia programada de tecnologías.

La creadora surgida de la Universidad ilicitana muestra ahora los resultados de su investigación, en la que ha pasado de la impresión sobre plásticos y cristales rígidos a la utilización de plásticos flexibles, vídeo y otros materiales más dúctiles y fluidos, pero siempre con la trasparencia y el solapamiento de realidades como su marca indeleble.

La granadina estudió el Máster Universitario en Proyectos e Investigación en Arte y es licenciada en Bellas Artes por la UMH. Interesada en el vídeo arte, en las nuevas tecnologías y en la imagen amateur anacrónica, recoge, analiza y recontextualiza instantáneas perdidas, sin autoría clara, a través del fotomontaje digital.

Por su parte, David Fidalgo presentó ayer la exposición Sinceramente, yo ya no razono, título que ha tomado textualmente de las palabras de uno de los protagonistas del programa de televisión Mujeres, Hombres y Viceversa. Abordado como un estudio de casos basados en modelos de género en los que se celebra la desigualdad y la superioridad masculina, el gallego realizó una vídeo animación que se traduce a animación rotoscópica con pinturas acrílicas en las que los personajes son deformados, desnudados y dotados de un habla atrofiada casi ininteligible.

Según los organizadores de la exposición, el público que se acerque a verla se encontrará con un juicio público, una comunidad nudista, un grupo de terapia o un lapidamiento, pero, ante todo, se vive una experiencia de extrañamiento e incomodidad que muestra literalmente los diálogos y las palabras vertidas en el programa a modo de subtítulos.

La estrategia elegida por Fidalgo obliga al espectador a ver más allá de lo aparentemente inofensivo de unos personajes con cara simplona, inexpresiva y desnudamente absurdo. Todo ello con grandes dosis de sarcasmo y sentido crítico por parte de un millennial declarado.