Con más de cincuenta años de vida, 53 años para ser exactos, esta semana parece que va a ser la última en la que la Academia Altabix, la primera escuela de uno de los barrios de expansión de Elche, abra sus puertas a familias y alumnos.

Los docentes que quedan en el centro, una quincena, trabajan a marchas forzadas para recoger el material de la Xarxa Llibres y entregar a las familias los libros que necesitarán los alumnos el próximo curso después de que la inmensa mayoría, por no decir todos, haya solicitado el traslado al colegio número 37, en el antiguo Carlos III, ante el rumbo que ha llevado este centro, admiten desde las administraciones local y autonómica, «por una mala gestión».

Por las aulas del centro concertado han pasado durante medio siglo miles de alumnos, recordaban ayer profesores y familias del barrio que han llevado a todos sus hijos al centro. «El otro día uno de los profesores me pedía disculpas por no poder graduar a mi hija pequeña, que el curso que viene hará sexto de Primaria», explicaba Nora Ettair, una madre que ha llevado a sus tres hijos a la Academia Altabix.

«Al principio pagábamos más, y ahora muy poco, y ha sido siempre un buen colegio, donde los maestros se han involucrado mucho en la vida del barrio», decía Andrés Pérez, un vecino de esta zona de Altabix, que miraba con nostalgia los locales que durante los últimos años han dado vida al barrio.

El centro concertado fue la primera escuela que abrió en el barrio hace 53 años. Después llegaron colegios públicos como el Víctor Pradera, pero siempre ha sido uno de los centros de referencia en la zona, insistían varios docentes que llevan décadas en él.

Precisamente ellos, los profesores, son los que han trabajado durante los últimos meses para tratar de sortear obstáculos, como cortes de luz, o falta de material. Han llegado a poner dinero de su bolsillo para no dejar a los alumnos colgados. «Aquí hemos comprado hasta papel higiénico», se decía ayer.

Los docentes están a la espera de saber qué pasa con su futuro laboral. Algunos de ellos están a punto de jubilarse, pero dependen de la decisión que tome la Administración autonómica. Dado que todos los alumnos que quedaban en la academia, un centenar, han sido admitidos para el próximo curso en las aulas habilitadas en el colegio 37, que ha empezado a funcionar este curso, las familias están presionando para que la Conselleria de Educación cuente con los docentes para que sigan con su proyecto educativo.

Sin embargo, todo depende de si la Administración reconoce, a través de una resolución, el cierre del centro por falta de alumnos. Entonces sí que podrían acogerse a una bolsa de recolocación. «Lo mejor para todos es que los profesores se trasladen con los alumnos al colegio 37», apuntaba la vecina María García.

Mientras llega, o no, esa resolución, en el centro no cesan las despedidas que brindan las familias. «Aquí se ha hecho un buen trabajo, y las familias están muy contentas con los maestros», decía Amparo Ruiz, una vecina de Altabix.

Una labor que las familias reconocen, a pesar de que los dos últimos cursos hayan estado plagados de contratiempos, como la supresión del ciclo de Infantil, o el quedarse sin comedor, por impagos, hace unos meses. Problemas que las familias no han tenido en cuenta a la hora de agradecer el trabajo de los maestros, con los que no se despiden con un adiós, sino con un «gracias».