El equipo de gobierno del Ayuntamiento de Elche ya sabe que la nueva contrata de basura tendrá un coste superior a los 200 millones para los diez próximos años, lo que aún no se ha hecho público. Una cifra difícil de vender y más si tenemos en cuenta que estamos a menos de un año vista de las municipales, pero no les queda otra, lo que no será una tarea fácil porque desde hace la friolera de 18 años están trabajando con la misma mercantil, con Urbaser, una de las cinco «grandes» a las que hace algunos meses les pidieron precio para que los técnicos se hicieran una idea de por dónde deberían ir las cifras con el objeto de no quedarse cortos pero tampoco pasarse habida cuenta de que los costes se han duplicado literalmente.
El Ayuntamiento no puede ni quiere ampliar el actual contrato, que debió de vencer en agosto de 2016, pero que cuatro años y medio antes, en diciembre de 2011, el gobierno que encabezaba Mercedes Alonso (Partido Popular) decidió prorrogar por otros tres. En definitiva, hasta el año próximo. Aquella ampliación y actualización de precios elevó la factura por encima de los 20 millones de euros anuales, además de seguir contando con una maquinaria en algunos casos más que obsoleta, pero manteniendo un sistema de sanciones y de control de la gestión más propio del año que se firmó el contrato primigenio.
Comprometida
La licitación que prepara el Ayuntamiento no sólo tiene el problema de la cuantía y de cómo explicarla, sino que también queda comprometida por el gran proyecto de futuro que lidera el equipo de gobierno: ser capital verde europea en 2030. No se entendería obtenerla sin una gestión mucho más eficiente y medioambiental de las basuras y eso es evidente que tendrá un coste que debe comenzar a pagarse once años antes, precisamente con este concurso. La barredora que cuesta 250.000 euros, que esta semana se ha presentado por parte del concejal Héctor Díez y por el alcalde Carlos González, parece que forma parte de este modelo de gestión que se deberá impulsar y que ahora queda por explicar.
