¿Qué dirección debe tomar el sector del calzado? A esta pregunta tratan de dar respuesta los expertos, que, una vez analizada la evolución de la industria en la provincia, y en Elche en particular, sostienen que las empresas deben seguir los pasos de aquellas que durante los últimos años han apostado por una imagen de marca, con tiendas propias, tanto on line como físicas, y por un producto de calidad, con el que competir con más garantías en el mercado internacional. El sector, explicó ayer el profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Alicante (UA) José Antonio Miranda, debe reinventarse a cada paso que da, para que el producto que fabrica sea reconocido a nivel mundial, con el fin de alcanzar el nivel de prestigio del que goza el que se fabrica en Italia.

Este debate se abrió ayer en el curso de verano que organizó la Cátedra del Calzado San Crispín de la Universidad Miguel Hernández (UMH) en el Centro de Congresos de Elche, y que contó con la visión retrospectiva y los consejos que aportó el investigador José Antonio Miranda, y con la experiencia en el sector que compartió el empresario y fundador de Panama Jack, Antonio Vicente. El encuentro también contó con la presencia de representantes de la Asociación Valenciana de Empresarios del Calzado (Avecal), la Asociación Española de Empresas de Componentes para el Calzado (AEC), así como los sindicatos UGT y CC OO y el Instituto Tecnológico del Calzado y Conexas (Inescop).

En la actualidad Elche está considerada como la capital española del calzado, con 9.900 personas dadas de alta como trabajadoras en el sector que, pese haber retrocedido, y no ser lo que era en la década de los setenta, experimenta una cierta recuperación durante los últimos años, en los que ha tenido que hacer frente a una caída en las exportaciones, tras alcanzar máximos históricos.

El retroceso en la industria zapatera, explicó José Antonio Miranda, se inició en la década de los 70, y la causa fue la fuerte competencia de Asia, Brasil y, desde los 90, los países de Europa del Este, debido, principalmente, a las grandes diferencias en el coste del trabajo.

No obstante, este problema no afectó únicamente a España. Italia, el principal competidor del sector del calzado español, también sufrió las consecuencias del retroceso, con una reducción del número de trabajadores superior al 40% entre los años 1974 y 2014. En España el descenso de la mano de obra en el periodo analizado fue del 51%. No obstante, apuntó el experto, estos datos no tienen en cuenta, por falta de registros, la actividad que se mueve en la economía sumergida.

Atendiendo al nivel de las exportaciones, el sector del calzado ha sufrido tres periodos de fuerte crisis. El primero se produjo a principios de los ochenta, el segudo al inicio de los noventa, y el tercero entre finales de los noventa y el primer lustro del siglo XXI.

De todos estos periodos el sector, apuntan desde las patronales, ha salido fortalecido, y, como sostienen los expertos, llevaron a que las empresas hayan adoptado dos líneas de actuación para salir hacia delante, que son la contención de los costes de producción y la apuesta por la diferenciación del producto. Sin embargo, aseguró José Antonio Miranda, «estas líneas no se han aplicado de la misma forma a lo largo del tiempo ni en cada uno de los países productores de calzado».

En el caso de España, y más concretamente del calzado ilicitano, el retroceso ha sido consecuencia de los problemas del conjunto de la industria española, que, según se reflejó ayer en el estudio presentado, ha atravesado por varios periodos de crisis de los años 80. Unas crisis que también se han dado en los otros productores del sur de Europa, como son Italia y Portugal.

Las respuestas de las empresas a estas crisis han sido similares en los distintos países, pero no idénticas. En el caso español, insistió el investigador de la UA, destaca la moderación salarial, mientras que ha sido mucho menor la incorporación de la tecnología y la mejora de la competitividad, que es, precisamente, en lo que están trabajando ahora las empresas del sector zapatero.

Por otro lado, los expertos apuntan a que España debe fijarse más en cómo ha trabajado Italia la especialización en calzado de calidad y moda, y en la potencialización internacional de sus marcas. Un extremo para el que el sector de la provincia espera contar con un revulsivo en el caso de que llegue a buen término el proyecto del centro de diseño del calzado que el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, ha anunciado esta semana, y que se ubicará en Elche, con una inversión de unos ocho millones de euros.

Análisis

Para realizar el estudio del sector el investigador de la UA José Antonio Miranda ha comparado la evolución del sector español con el portugués y el italiano. De esta comparativa se llega a la conclusión de que en Portugal, donde últimamente se están fijando mucho las miradas del sector, se está produciendo un calzado de buena calidad, aunque tiene mucho por hacer para lograr el reconocimiento, que, por otro lado, ya tiene el calzado italiano a nivel mundial.

En este sentido, el producto español cuenta con mayor reconocimiento en el panorama internacional que el zapato fabricado en Portugal, pero puede mejorar para alcanzar el nivel de los italianos, ya que, apuntó Miranda, «en todos los países son conocedores de la calidad del calzado italiano».

Las medidas más afectivas para mejorar la situación del sector zapatero español en este sentido deben ser, a juicio de los expertos, tener una producción diversificada y flexible, así como mejorar la calidad del producto e invertir en activos intangibles.

Una serie de propuestas que ayer recibieron empresarios y patronales en Elche, con el fin de seguir trabajando para mejorar un sector de referencia en el panorama nacional e internacional que en la provincia da trabajo a miles de personas.