Toca remontada. El pésimo inicio de la campaña del helado, con una bajada de las ventas de en torno al 15% de media por la meteorología adversa en España, obliga este año al sector artesano a confiar más de nunca en los meses de verano y en el calor que ha empezado ya a apretar en los últimos días. La temporada comenzó el 19 de marzo, pero es en junio, julio, agosto y desde hace unos años también septiembre, cuando los heladeros artesanos, que tienen su sede en Xixona, se la juegan.

A pesar de este inicio complicado, desde la Asociación Nacional de Heladeros Artesanos (Anhcea) su presidente, Marco Miquel, se muestra confiado en poder recuperar lo perdido y alcanzar los grandes resultados del pasado año, cuando aumentaron un 2%, o al menos igualar los de 2016, cuando se aumentaron las ventas en un 3% respecto a 2015.

Miquel, heladero xixonenc afincado en Dénia que accedió al cargo en febrero de 2017, tomando el relevo del ibense José Luis Gisbert, explica que «el inicio ha sido muy complicado, nada que ver con el de 2017, cuando las ventas llegaron a aumentar entre un 6 y un 12% por el buen tiempo. Ahora parece que por fin llega el calor a la zona de Levante, pero hay que esperar a ver si es para quedarse, y en el norte todavía hace fresco. En la primera parte de la campaña ha llovido bastante por el norte de España, por parte de Extremadura y Cataluña, y hay zonas en las que ha habido una bajada del 10%, y en otras incluso más de un 20%. De media podemos estar en una caída de las ventas de entre un 14 y un 16%».

Pero el sector confía en poder remontar, ya que «la llegada de turistas no se ha visto afectada por el mal tiempo, siguen viniendo, lo que necesitamos es que el tiempo acompañe» para que apetezca un refrescante helado. Miquel además señala que el «procés» en Cataluña no está ayudando allí a las ventas.

Del mismo modo recuerda que pese a que en los últimos años está aumentando la facturación, lo cierto es que «la proliferación de heladerías hace que aunque suban un poco las ventas, al ser más negocios, la tarta se tiene que repartir entre más gente», por lo que cuando se anuncia que la facturación ha crecido, no necesariamente significa que los heladeros hayan tenido más beneficios.

Pese a todo ello «somos optimistas. Esperamos alcanzar las cifras del pasado año, que fue excepcional, aunque pese al buen inicio después el verano fue irregular, y si no al menos rondar las cifras de 2016».

En cuanto a la posibilidad de que se trate de un verano largo que permita un repunte de ventas, el presidente de los heladeros artesanos señala que «el verano ya hace unos años que suele alargarse y la campaña fuerte ya incluye septiembre, por lo que son unas ventas con las que ya contamos».

Intrusismo

Una de las grandes preocupaciones del sector y caballo de batalla de la nueva directiva de Anhcea es el uso indiscriminado del término «artesano» por parte de los productores industriales, que «se aprovechan de un vacío en la reglamentación para emplear un calificativo que debe ser exclusivo para los heladeros artesanos. No entendemos que quieran engañar vendiendo helado industrial que nada tiene que ver con el artesano, que es el que hacemos nosotros. Podrían usar otras palabras, como natural por ejemplo, porque de la otra forma están engañando. Tenemos que conseguir que el sector heladero artesano llegue a tener el reconocimiento que se merece. Y que la administración apoye firmemente el esfuerzo, y tome partido por el sector artesano en vez de siempre apoyar a la industria. Por ello vamos a exigir la implicación de la administración central y autonómica para que sea posible y que deje de usarse el término artesano para otros helados que en realidad son de fabricación industrial y que nada tienen que ver con los que nosotros elaboramos».

Anhcea lamenta que «intentan confundir al consumidor final con todas las campañas de marketing remarcando la "artesanalidad" de sus productos, cuando hay mercado para todo el mundo. Que se anuncien como helado industrial, que también es aceptado por todo el mundo. En la época en la que hay que poner toda la información en la etiqueta de cada producto, resulta que ya en el título se miente. Y se les permite que continúen disfrazando la realidad».

Miquel insiste que lo importante es que «el consumidor cuando pruebe un helado sepa lo que se está tomando realmente. Perfectamente podemos coexistir, pero cada uno con sus características. Sin querer aprovecharse de los demás», acabando así con el intrusismo del helado industrial en el artesano.