Por razones económicas o por una mejor calidad de vida. La población en el casco urbano se ha desinflado en el último lustro, frente al tirón imparable del Camp d'Elx. La ciudad ha perdido más de 3.000 habitantes respecto a hace cinco años, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), correspondientes al 2017. Algo que ha ocurrido totalmente a la inversa en las partidas rurales del término municipal ilicitano. En las pedanías, los residentes han ido creciendo progresivamente desde el año 2013, al pasar de tener 41.120 habitantes registrados a superar ya las 42.700 personas.

El mapa de Elche ha vuelto a experimentar un cambio demográfico, según refleja el padrón municipal. Por un lado, el casco urbano tiene ahora 185.971 habitantes, frente a los más de 189.000 con los que contaba hace un lustro. Un retroceso de población, a favor de los núcleos rurales, detrás del que pueden estar los efectos de la crisis económica. Así lo explican desde la Universidad de Alicante. El profesor del departamento de Geografía Humana José Antonio Larrosa apunta a que, tras la crisis económica de los últimos años, se han producido dos movimientos de la población.

Por un lado, hay un segmento de gente que busca alquileres o compras de viviendas más baratas que en el núcleo de la ciudad y, por lo tanto, recurren a las pedanías. Y, por otro lado, hay quienes, con un mayor poder adquisitivo y de cara a la época de bonanza económica, buscan vivir en zonas residenciales o en casas unifamiliares, y eso pasa por alejarse de la ciudad.

Sea como sea, esa «migración» que se está produciendo entre el campo y el núcleo urbano viene a confirmar una tendencia que comenzó en los años noventa y que continúa afianzándose. Según José Antonio Larrosa, esto está ocurriendo en las ciudades medianas. Como ejemplo, en el año 2000 las pedanías contaban con una población de 27.000 personas y ahora esa cifra se ha multiplicado por dos. Algo que los expertos también vinculan con una mejor calidad de vida en el Camp d'Elx y con un aumento de los servicios públicos que se prestan en las partidas rurales.

El «boom» del litoral

Mientras la gente decide marcharse del casco urbano, la pedanía que continúa imparable en cuanto a su crecimiento es Arenales del Sol y así lo demuestran también las licencias urbanísticas y las grúas que levantan inmuebles. Esta zona del litoral ilicitano llegó el pasado año a los 2.000 habitantes censados, cuando hace menos de dos décadas el núcleo costero contaba con apenas 863 personas. Tal es el repunte de la población que desde la Universidad de Alicante afirman ya que Arenales ha entrado en la dinámica en la que entró Sant Joan d'Alacant, donde muchos de sus residentes escogen este lugar para vivir todo el año. Eso sí, precisan que el salto definitivo podría producirse cuando aumenten los servicios públicos en este enclave, como los colegios, o los consultorios médicos, por ejemplo.

Junto a Arenales del Sol, Balsares, Ferriol y Santa Anta son las pedanías que más crecieron en el año 2017 y Vallongas, Asprillas, Algorós, Altabix y Daimés son las únicas que perdieron población el pasado año.