El Hospital IMED de Elche se ha personado como parte perjudicada en la causa que investiga el Juzgado de Instrucción 2, y que culminó a mediados de mayo con la detención de la prestigiosa investigadora Almudena Ramón, a la que se le acusa de estafar a un centenar de pacientes prometiendo falsas curas para que lesionados medulares recuperaran la movilidad.

Así lo confirmó ayer el centro ilicitano, donde Almudena Ramón atendió a varios de los perjudicados a través de su empresa CIREM, a la que el centro le cedió un espacio. Así, durante cerca de un año y medio, entre 2015 y 2016, la doctora pasó consulta en el centro ilicitano, al que llegó, según ha podido saber este diario, a través de un paciente con lesión medular que le habló a la dirección de esta supuesta nueva técnica que empleaba células del propio paciente para recuperar la movilidad.

Pese a que el tratamiento no llegó nunca a desarrollarse, ya que, tal y como señaló la Guardia Civil se trataba de una estafa, la doctora realizó en el centro algunas pruebas que justificaran la ingente cantidad de dinero que cobró al centenar de afectados, y que llegaron a superar los 50.000 euros por cabeza. Tras llegar al hospital, desde la dirección se le solicitó toda la documentación necesaria para realizar el tratamiento quirúrgico que promocionaba, sin que nunca se recibiera. Ante la insistencia del centro, la doctora Ramón acabó trasladándose a otro local en València, abandonando el hospital ilicitano sin previo aviso.

Por tanto, aunque el IMED no intervino en esta estafa, y sólo cedió el espacio, pues las pruebas realizadas por la empresa de la doctora Ramón se facturaron a nombre de esta sociedad, y nunca directamente a los pacientes, el IMED se personará en la causa al entender que también fueron engañados, y, con ello, puede mancharse el nombre del hospital.

La doctora, según denunciaron varios afectados, dando origen a la operación de la Guardia Civil, captaba a los lesionados en conferencias o a través de asociaciones de pacientes. Le avalaba un estudio científico por el que consiguió que ratas con lesiones medulares recuperaran la movilidad. Bajo ese aval, vendía que la técnica había evolucionado y podía aplicarse en seres humanos. Una serie de tratamientos que, en el mejor de los casos, se redujo a sesiones de fisioterapia o terapias basadas en la homeopatía, y en muchas ocasiones los pacientes ni siquiera recibían tratamiento alguno. El coste de las supuestas intervenciones, según le decía la doctora a los pacientes, rondaba los 100.000 euros, aunque finalmente rebajaba el precio a cerca de la mitad para captarlos y hacerles sentir un vínculo por el que se animaran a contratarla.

De esta forma, y según sostienen los investigadores de la Guardia Civil, llegó a estafar cerca de un millón de euros, tras atender a cerca de cien pacientes. Lo que les llegaron a entregar van desde los cuatro o cinco mil euros, hasta los 60.000 que pagaron algunos de ellos. Y, más que la estafa, han llegado a declarar algunos, lo que más les duele es la impotencia e indignación de esas falsas esperanzas de volver a caminar