Dice el refranero popular que los niños siempre dicen la verdad. Y, en este caso, no podía ser más literal. La Guardia Civil detuvo hace unos días a un hombre en su domicilio después de que se iniciara una fuerte discusión con su pareja, que acabó en agresión, hasta el punto de que los vecinos, alertados, llamaron al 112, después de que la mujer se refugiara con sus tres hijos en casa de unos vecinos. A la llegada de los agentes, ambos manifestaron que se trataba de una simple pelea y que no había habido agresiones. Lo que no esperaban los agentes es que uno de los hijos de la mujer, de tan solo cinco años, fuera quien aclarara la situación.

Cuando la Guardia Civil preguntó a la chica si había sido agredida por su pareja, esta lo negó, hasta que el pequeño, espontáneamente, dijo que era mentira, y que la pareja de su madre le había estampado contra una ventana. Ante la evidencia, pues el testimonio de los vecinos también apoyó la tesis del menor, se terminó desvelando que el origen de la disputa, alrededor de las seis de la madrugada, había tenido lugar la noche anterior.

Pese a que el hombre tiene una orden de alejamiento con respecto a su pareja, ambos conviven juntos y habían tenido una discusión. Fruto de esa pelea, la mujer echó de casa a su pareja. Pero, de madrugada, se despertó alertada por unos ruidos en el salón. Al ir a comprobar qué había ocurrido, se encontró al detenido en la estancia, ya que había entrado por la ventana. Fue en ese momento cuando comenzaron las agresiones, de las que la mujer se defendió. Los gritos despertaron a los tres hijos, el más pequeño de tan solo poco más de un mes, por lo que los vecinos llamaron a las autoridades.

La mujer terminó escapando de la vivienda, refugiándose en la de unos vecinos hasta que llegó la Benemérita. El detenido le había quitado la documentación, y tras ser identificado por los agentes y comprobar que existía una orden de alejamiento que había quebrantado, lo detuvieron. El hombre ha ingresado en prisión provisional a la espera de juicio por haber roto la orden de alejamiento. Y es que, aunque fuera con consentimiento de la víctima, el dictamen judicial no puede quebrantarse.