La Sección Séptima de la Audiencia Provincial de Alicante, con sede en Elche, condenó ayer a nueve meses de prisión a un hombre de 77 por un delito continuado de abuso sexual a un joven de 16 años, en la estación de autobuses de Santa Pola. Los hechos datan del verano de 2017, cuando el acusado, en varias ocasiones, acosó al joven, que acudía frecuentemente a la estación para conectarse a internet a través de la red wifi gratuita que se encuentra disponible para todos los viajeros. Según consta en el escrito de acusación de la Fiscalía, los hechos se repitieron en varias ocasiones. En alguna de ellas, el condenado se acercó y le propuso mantener relaciones, mientras que en otras la cosa fue a más y llegó a perseguirlo hasta dentro del baño. De hecho, uno de los episodios más graves se produjo en los servicios, ya que el hombre llegó a masturbarse delante del joven. mientras le proponía realizar felaciones.

El caso se destapó gracias a que el padre del joven, uno de los días que volvía de conectarse a internet en la estación, notó que el menor estaba con ansiedad y angustia. Fue en ese momento cuando contó todo lo que había sucedido, y decidieron interponer la denuncia en la comandancia de la Guardia Civil de Santa Pola. Con la descripción facilitada por el joven, los agentes identificaron y detuvieron al hombre, que en todo momento ha negado que abusara del joven. Tan solo lo reconoció ayer, cuando la Fiscalía le ofreció un acuerdo de conformidad por el que interponía esos nueve meses de cárcel si reconocía los hechos que se le imputaban. De esta forma, el tribunal impuso la condena, sin que fuera necesaria la declaración del joven.

Quien sí se desplazó hasta la Ciudad de la Justicia fue el acusado, que reside en Vitoria y se encontraba en Santa Pola en el momento de los hechos, pasando el periodo vacacional en casa de familiares que disponen de un apartamento en Santa Pola. La Fiscalía defendió hasta el final la versión del menor, ya que la Guardia Civil de Santa Pola, cuando el acusado negó los hechos, se desplazó hasta la estación de autobuses de la localidad para revisar todos los vídeos de las cámaras de seguridad.

De esta forma, pudieron comprobar cómo sí hubo acercamientos por parte del hombre hacia el menor y, aunque no se pudo determinar el contenido de las conversaciones entre ambos, ya que las cámaras no recogen audio, fue suficiente como para comprobar que esos acercamientos se habían producido. Lo mismo ocurrió en el caso del acoso en el baño. Aunque está prohibido grabar imágenes en el interior de los servicios, las imágenes sí demostraban que el hombre había seguido al menor hasta el interior de ellos, por lo que la versión del menor era creíble. Además de los nueve meses de prisión, el hombre ha indemnizado al joven con 500 euros, por los daños morales ocasionados con su conducta.

Fuentes judiciales apuntaron a que este tipo de conductas se dan con relativa frecuencia en estaciones de autobuses y trenes, donde los mirones aprovechan el gran trasiego de pasajeros para tratar de satisfacer sus deseos sexuales en zonas privadas como los servicios. Así, animaron a denunciar ante cualquier indicio de acoso, ya que estos casos se suelen pasar por alto por la vergüenza de la víctima a contar lo sucedido.