El pasado 21 de diciembre en Vigo, con la Sinfonía nº9 de Beethoven, el tenor Javier Agulló alcanzó las 500 actuaciones como profesional en una carrera que arrancó en el año 1996. Sabía que no había mejor fórmula para celebrarlo que con un concierto especial en el Gran Teatro. Ahora, que ya roza las 520 noches sobre los escenarios, ha llegado el momento. La cita tendrá lugar este viernes (21 horas, de 10 a 15 euros) en el recinto ilicitano, en el que presentará Celos. Este recital fue estrenado en el Palau de les Arts Reina Sofía de València, y en él estará acompañado por la soprano Amparo Navarro y el pianista Óscar Lobete.

Celos llega esta semana a Elche de la mano de Agulló tras haber pasado por el Holt Festival inglés y por otros recintos españoles como el Teatro Zorrilla o el ADDA. El concierto se basa en ópera y zarzuela, y cuenta con la peculiaridad de que todas las piezas que se interpretan tienen como temática los celos.

El tenor regresa esta semana a su ciudad, en la que tantas veces ha cantado, principalmente en su etapa durante más de dos décadas como cantor del Misteri, con el que ha interpretado una centena de representaciones que no incluye en su currículum profesional. Con La Festa ha viajado por parte de la geografía española y también por grandes capitales europeas, como París o Turín. Su carrera en la ópera le ha llevado más lejos aún, ya que ha pasado por Sudamérica (Buenos Aires o Lima) y hasta por Asia (Bangkok).

La especial actuación de este viernes estará divida en dos partes. En la primera, Agulló ofrecerá las canciones que forman parte del espectáculo Celos, mientras que en la segunda invitará al escenario a los también ilicitanos Cristian Martínez y Sara Ramos, para darse «el capricho» de cantar musicales.

En muchas de sus 500 actuaciones, como ocurrirá este viernes en Elche, compartirá el escenario con su mujer, la soprano valenciana Amparo Navarro. «Congeniamos bien a la hora de actuar. Vivir con un cantante de ópera es distinto. En casa hablamos lo justo sobre ello. Sólo sobre contratos o viajes. Puede ser enfermizo pasarse el día ensayando y preferimos desconectar», asegura Agulló.

Las obligaciones profesionales llevan a la pareja a pasar mucho tiempo fuera de casa y, en ocasiones, separados. «Un año Amparo estaba en Florida y yo en Bangkok, y cuando hablábamos por Skype teníamos el uso horario totalmente cambiado», rememora.