Más de quince son los años que el instituto La Torreta de Elche lleva esperando una solución, una salida no solo a la eliminación de sus aulas prefabricadas, sino a su falta de adecuación a las distintas normativas educativas que han entrado en vigor en los últimos años. El instituto acoge hoy en día nueve barracones. Hace veinte años que se instalaba la primera prefabricada. Solo otro instituto, el Tirant lo Blanc, tiene también presencia de barracones, aunque solo uno.

«El centro está viejo y cualquier lo puede ver», explica la directora, Ángela Valverde, quien, no obstante, quiere dejar muy claro que la calidad educativa aquí es de las mejores de Elche. «La labor del profesorado con los medios que tiene es extraordinaria y los resultados académicos son muy buenos», insiste, a la vez que agrega que vienen registrando un cien por cien de aprobados en Selectividad, además de ser un centro plurilingüe, con asignaturas en inglés, y realizan más de 200 actividades al año.

No obstante, tanto profesorado, como alumnado y políticos de distinto color saben perfectamente que el IES La Torreta es una asignatura pendiente que se ha ido dejando por parte de la Generalitat legislatura tras legislatura.

Creado por Real Decreto en 1978, es el segundo centro de formación profesional más veterano de Elche, «y nunca se ha adecuado, ni a la Logse ni a nada», como recuerdan desde dirección. No se trata, por ejemplo, de un centro accesible, una cuestión imprescindible hoy en día. Pero es que, además, nació como centro de FP que tuvo que incorporar la ESO.

«La FP ha crecido muchísimo. Tenemos cinco familias profesionales y estamos luchando por tener la cualificación profesional de Palmerero que vaya asociada al grado medio de Jardinería y Floristería», apuntan desde este centro educativo, junto a L'Escorxador.

Con 1.400 alumnos, 148 profesores y un centro que precisa de una atención especial por parte de la Administración, la espera se ha hecho ya más que eterna, en vista de que sí se han remodelado otros institutos que, en ocasiones, no tenían tantas urgencias.

La edil de Educación, Patricia Macià, recuerda que, tras la llegada del actual Ejecutivo autonómico, las primeras reuniones con Miguel Soler, el secretario autonómico de Educación, sobre este centro tuvieron lugar entre 2015 y 2016. Entonces se seguía apostando por ampliar el centro en otro lugar, tal y como se planteó en 2009, ya que el IES ocupa un huerto de palmeras donde no se puede construir por la protección del Palmeral.

Finalmente, desde el Ayuntamiento se inoculó la idea de por qué no acometer el IES Número 11 y matar dos pájaros de un tiro. No obstante, el 11 no entra en el plan Edifican-t, es decir, su impulso depende ahora exclusivamente de la Conselleria de Educación.

«El proyecto está actualizado a la ley», señala la edil, que recuerda que ya existía un proyecto de construcción redactado que hubo que adecuarlo. Macià estima también que en breve se licitará la obra.

En principio, los primeros movimientos de tierra en la zona asignada, de unos 16.000 metros cuadrados, deberían comenzar en el segundo semestre de este año. No obstante, por los plazos que suele manejar la Administración, no sería de extrañar que las obras pudieran comenzar ya en 2019, por lo que, como muy pronto, el nuevo centro podría estar para 2020 o 2021, si todo va bien.

Una vez construido, «saltarían» del IES La Torreta todos los alumnos de ESO y Bachillerato, de manera que el actual edificio se quedaría con la FP y podría pasar a ser un centro integrado aliado del Servef para formación continua.

El nuevo instituto, el Número 11, reuniría a más de mil alumnos: tendría en principio 24 unidades de Secundaria (720 plazas), 8 de Bachillerato (240 plazas) y dos ciclos formativos de la familia de industrias alimentarias (140 plazas).

La siguiente pregunta que se hacen los profesores es, una vez en marcha el IES Numero 11, ¿qué pasará con La Torreta? ¿Habrá fondos para adecuarlo a la legislación o habrá que esperar otros tres lustros para que haya financiación y se pueda acometer su reforma?