Las enfermedades profesionales afectan cada vez a más trabajadores en la Comunidad Valenciana. Un incremento progresivo que se viene registrando durante los últimos años, y que se debe al aumento de concienciación de los trabajadores y sindicatos en este tema, y a la implicación de los sanitarios del sistema público de salud, que son los responsables de la detección del 98% de los casos. En el último año salieron a la luz en la Comunidad Valenciana 3.375 nuevos casos, que son más del triple de los que se diagnosticaban hace sólo cinco años. En la provincia de Alicante la cifra de 2017 está en 1.474 casos, que son un 4,7% más que el año anterior.

Los expertos en enfermedades profesionales atribuyen el incremento de casos diagnosticados que se viene reflejando durante los últimos años al efecto de los cambios legislativos y de gestión, que, sostienen, han ayudado a que afloren nuevas casuísticas, y que el proceso para declarar una enfermedad relacionada con la actividad laboral sea más ágil y efectivo, aunque muchos casos sigan llegando a la vía judicial.

El jefe de la Unidad Médica del Instituto de la Seguridad Social en Alicante, Rafael Lobato, apunta a dos factores que han hecho que en la Comunidad Valenciana se haya avanzado en el diagnóstico de este tipo de problemas de salud. Por un lado, habla del hecho de que el cambio legislativo que se aprobó hace una década dejase el grueso de la detección en manos del servicio público de salud, y, por otro, se refiere a la herramienta que se viene utilizando en la Comunidad Valenciana, el Sistema de Información Sanitaria y Vigilancia Epidemiológica Laboral (Sisvel), que permite a los médicos de cabecera activar las alarmas.

Estos dos factores, unidos al incremento de la concienciación social y la difusión que se ha realizado desde los sindicatos de trabajadores, que no bajan la guardia en este tema, ha hecho que cada vez se resuelvan más casos.

No obstante, desde los sindicatos de trabajadores UGT y CC OO apuntan a un tercera causa, que es la falta de interés de las empresas de desarrollar programa de prevención de riesgos laborales. Silvia Catalán, de CC OO, apunta que «las enfermedades profesionales son el fruto de la falta de prevención en las empresas, que se ha dejado a un lado durante la crisis. La prevención laboral en el puesto de trabajo ha sido otra víctima de la crisis, ya que muchas empresas han recortado este servicio, o simplemente han prescindido de él». Por esto, asegura, también se ha incrementado el número de problemas que denuncian los propios trabajadores.

Los sindicatos también reconocen que la aplicación del sistema Sisvel ha ayudado a que durante los últimos años salgan más casos a la luz. En cinco años se ha pasado de un millar de partes comunicados en la Comunidad Valenciana a 3.358 en el último año.

La provincia de Alicante, como la de Valencia, se queda con el 43% de los casos que se registran en el territorio valenciano. En Castellón se detectan el 13,2% de los problemas de salud laboral. La mayoría de los casos que se diagnostican en la provincia de Alicante, el 93,6%, son enfermedades profesionales causadas por agentes físicos, y son dolencias del hombro, epicondilitis y túnel carpiano. También son frecuentes los problemas de sordera, asma y alergias.

Además de por agentes físicos, hay enfermedades profesionales provocadas por agentes químicos y biológicos, así como enfermedades profesionales producidas por la inhalación de sustancias. También están reconocidas enfermedades profesionales de la piel causadas por sustancias, y las causadas por agentes cancerígenos.

Sectores

Por sectores, la mayoría de enfermedades profesionales comunicadas corresponden al de los servicios, con 937 partes registrados en la provincia en 2017. Le sigue con 402 partes la industria, con 91 casos la construcción y con 44 partes el sector agrario. Entre los puestos de trabajo más afectados por las enfermedades profesionales destacan, cada vez más, los de personas que trabajan en servicios de limpieza y en ayuda a domicilio.

Tradicionalmente, la enfermedad profesional ha sido, reconoce el médico inspector Emilio Martínez, «la hermana desconocida de las enfermedades comunes, porque es un problema que puede tardar varios años en aparecer, y en muchos casos se declara cuando el trabajador está jubilado». En este sentido, sostiene que «hay ciudadanos que con 80 años empiezan a presentar un problema que puede estar relacionado con la actividad laboral que se desarrolló en el pasado».

La labor de los profesionales que atienden estos casos es dar con los elementos que dan origen al problema de salud, con el fin de poder diagnosticar que el caso concreto se debe a una enfermedad profesional.

En la actualidad, cuando en una misma empresa se registran en un año tres casos similares, se activan las alarmas, y el mismo sistema del Instituto Nacional de la Seguridad Social envía a la inspección a la empresa para realizar una valoración de los riesgos laborales en el puesto de trabajo en cuestión.

En cualquier caso, insisten los expertos, los trabajadores tienen derecho a solicitar un reconocimiento cuando tienen la sospecha de que padecen una enfermedad vinculada a su puesto de trabajo.

Hoy por hoy hay tres vías para declarar una enfermedad profesional. La primera es a través de las mutuas que atienden a los trabajadores, y que pueden detectar que el problema de salud que presenta el trabajador se debe a la labor que desempeña en su actividad diaria.

Otra vía, una de las más utilizadas actualmente en la Comunidad Valenciana, es el Sistema de Información Sanitaria y Vigilancia Epidemiológica Laboral. A través de este sistema, es el médico de cabecera el que activa la sospecha de que el paciente puede tener una enfermedad profesional cuando acude a su consulta. El facultativo es el que solicita la intervención de la mutua a la que está asignado el trabajador.

La tercera vía, para que se reconozca una enfermedad profesional, es la determinación de contingencia. Aquí es cuando el médico de cabecera da la baja por enfermedad al paciente y lo hace con el conocimiento de que se trata de una enfermedad profesional.

Si ninguna de las opciones anteriores llega a buen término, para los intereses del trabajador, siempre queda la vía legal, que es cuando un juez reconoce, o no, que el trabajador padece una enfermedad profesional.

Una vez que se reconoce una enfermedad profesional, lo habitual es que se tramite una baja laboral, y el empleado tiene derecho a asistencia sanitaria y a una prestación de incapacidad temporal. También se tiene derecho a indemnización en caso de lesiones permanentes, y en caso de fallecimiento habrá una indemnización para los familiares.

Además, si el trabajador no estaba dado de alta en la Seguridad Social, pero se demuestra que ha estado trabajando para una determinada empresa, se le tratará como si tuviera pleno derecho.

Finalmente, si como causa del problema de salud no puede seguir ocupando el mismo puesto, la empresa debe ser la encargada de ofrecerle un trabajo alternativo manteniendo el mismo sueldo.

El problema, insisten desde los sindicatos de trabajadores, es que los afectados se encuentran con muchas trabas en el camino, hasta conseguir, en ocasiones tras años de lucha, que se les reconozca la enfermedad profesional.

«Si la enfermedad está reconocida, el proceso debe ser menos complejo, y se resuelve en dos meses», asegura Silvia Catalán, de CC OO. De hecho, apunta que «muchas personas lo dejan estar cuando no les queda otra que optar por la vía judicial», ya que no disponen de los recursos económicos para poner en marcha este tipo de reclamaciones.