De nuevo, una amenaza de moción de censura revoloteando por el Ayuntamiento de Elche para acabar con el tripartito en el Gobierno municipal. Y ya van dos en apenas dos semanas. Sin embargo, la de ayer tuvo un recorrido prácticamente fugaz, porque chocó con las altas instancias, que lo desautorizaron, y ni siquiera tuvo recorrido. Solo se quedó en una declaración de intenciones que acabó disparando los comentarios en los corrillos políticos. Esta vez, partió de uno de los sectores del Partido Popular ilicitano, del número dos de Mercedes Alonso. El portavoz adjunto del grupo municipal, Vicente Granero, se atrevió ayer a lanzar lo que él mismo calificó como una «reflexión personal». Planteó la necesidad de que los partidos de la oposición tomen medidas para evitar que siga gobernando el PSOE y Compromís. Se refirió así a una moción de censura.

Sin embargo, con lo que quizás no contaba entonces, en mitad de su cabreo monumental por la intención de los principales socios de gobierno de paralizar el proyecto del Mercado Central, es que su anuncio correría como la pólvora hasta llegar hasta la cúpula del PP, que acabó enmendándole la plana antes de las dos horas.

Y es que desde el PP regional y provincial manifestaron, tras conocer las intenciones de Granero, que en ningún momento había autorización para plantear una moción de censura, porque, en primer lugar, consideran que no es el momento y porque ni siquiera cuenta con el apoyo de todos los concejales del grupo municipal. De hecho, la moción de censura auspiciada por el núcleo duro de Alonso, y que les permitiría tomar oxígeno de cara a las municipales de 2019, choca de plano con las aspiraciones de Pablo Ruz, presidente del PP local. Más allá de otros condicionantes, hacer alcaldesa a Mercedes Alonso cerraría puertas a Ruz. No es la primera vez que Vicente Granero da un paso al frente, y al final se le acaba torciendo todo y queda en evidencia. En enero, el portavoz adjunto del PP sorprendió con su anuncio de postularse como alcaldable de los populares en 2019. Su intento también cayó en saco roto al chocar con los intereses de la dirección.