A la espera de una resolución sobre el refugio de la Guerra Civil para despejar la incógnita del Mercado Central. El alcalde, Carlos González, dice ahora que el proyecto depende de lo que dictamine la Generalitat sobre la galería subterránea que hay debajo de la plaza de abastos. Un nuevo compás de espera, que llega justo en una semana que parecía ser decisiva, al menos para los principales socios del Gobierno, por el posicionamiento del Icomos, órgano asesor de la Unesco, sobre el proyecto.
Pese a que en los últimos días, el PSOE, al igual que ha venido reclamando Compromís todo este tiempo, se ha mostrado dispuesto a dar marcha atrás en el proyecto tras alertar el Icomos de los riesgos para el Misteri con el aparcamiento subterráneo, el primer edil ayer optó, de nuevo, por ser paciente. Para tomar una decisión final, lo que podría acabar en una rescisión del contrato con la concesionaria, sostiene que habrá que conocer en qué términos debe protegerse el refugio, reconocido ya como Bien de Relevancia Local por la Ley del Patrimonio Valenciano, si bien solo hay que documentarlo o si hay que llegar a conservarlo.
Esa es la hoja de ruta que planteó ayer el primer edil, después de una reunión, celebrada con Aparcisa, durante la tarde del jueves, poco esperanzadora para los principales socios de gobierno. De hecho, el primer edil ayer tildaba la situación de «encrucijada diabólica». Mientras, desde Compromís volvieron a presionar con la necesidad de «ser valientes» para plantear otro proyecto ante el informe del Icomos que considera «bastante definitivo».
En ese encuentro, al que acudió el gerente de la concesionaria, Álvaro Gordillo, acompañado por el abogado de los vendedores del mercado provisional y otro representante de la empresa, se pusieron encima de la mesa dos alternativas: reconfigurar el proyecto sin el aparcamiento subterráneo o negociar una rescisión del contrato. Pero ni una ni la otra.
Desde la mercantil se negaron rotundamente a ceder, después de haber amenazado ya con pedir indemnizaciones de hasta 15 millones de euros por anular el contrato. Algo de lo que ayer el alcalde no quería ni oír hablar. La estrategia de Aparcisa es continuar ahora con las catas arqueológicas y defender la viabilidad del aparcamiento subterráneo ante el Icomos. De hecho, según apuntaron desde la concesionaria, el Consell les ha autorizado ya continuar con las excavaciones en el área que queda por estudiar de la plaza de la Fruita.
Sin embargo, resolver este embrollo con el Mercado Central ha acabado yendo ligado a la peatonalización de la Corredora. Así quedó comprometido en el último pleno municipal de hace dos semanas, tras la decisión de PSOE y Compromís de aplazar su proyecto para la céntrica vía, por la presión vecinal y política. El acuerdo del tripartito pasa por hacer un paréntesis de tres meses en el proyecto hasta que haya consenso, con comerciantes y vecinos, y suspender la licitación de las obras hasta que se dé una solución definitiva al Mercado Central.
Y, precisamente, los últimos acontecimientos sobre el edificio de abastos marcaron ayer la primera ronda de contactos iniciada con los portavoces de todos los grupos políticos con representación municipal, previa a la reunión del próximo martes con comerciantes y vecinos. Desde el PP se negaron a un proyecto para la Corredora que no contemple el proyecto con el aparcamiento subterráneo, mientras que Ciudadanos presionó para contar con una resolución administrativa y política sobre el Mercado antes de tomar cualquier decisión respecto a la Corredora.
Por su parte, desde el Partido de Elche reivindicaron su proyecto de iluminación y reordenación del tráfico e Ilicitanos reclamó un estudio de movilidad más amplio para el centro antes de seguir adelante con la peatonalización.
