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«Formamos a tantos veterinarios en la Comunidad como en toda Francia»

La modernización tecnológica, luchar contra el intrusismo y una rebaja del IVA son algunos de los retos que se pone el nuevo representante de los veterinarios de la provincia

Gonzalo Moreno del Val, en la sede del colegio profesional. pilar cortés

Tras dos mandatos de Luis Eduardo Montes, Gonzalo Moreno del Val, responsable también del Servicio de Criopreservación y Transgénesis del Instituto de Neurociencias, centro mixto dependiente de la Universidad Miguel Hernández (UMH) y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), toma el relevo y es, desde finales del pasado año, el nuevo representante de unos 920 colegiados dados de alta y nada menos que 318 centros veterinarios en la provincia. Lamenta sobre todo que los veterinarios sigan sin ser contemplados por las administraciones como parte del sistema sanitario. Lo oficial no se traduce en la realidad.

¿Por qué decide ponerse al frente del Colegio?

Llegué a la junta del colegio en el año 2013, y he podido comprobar en estos años la importante labor que se realiza por nuestros profesionales, por los animales y por la sociedad en general. Ser el presidente requiere mucho compromiso y trabajo, y necesité el empujón de mis compañeros de junta, y sobre todo la confianza de mi pre­decesor, Montes, para acabar de decidirme.

¿A qué cambios aspira?

No me planteo una revolución, porque es evidente que mi mandato será continuista y que el legado recibido es importante. Entre las prioridades, con todo, tenemos una evi­dente: vamos a adaptar el colegio a las nuevas tecnologías. Implementaremos me­joras pa­­ra ofrecer más servicios que puedan prestarse a distancia y sin papel. El pri­mer paso se­­rá desarrollar la sede electrónica, con la que podremos comunicarnos con los co­le­gia­dos, sociedad en general y otras instituciones en formato electrónico. Explo­ra­remos la posibilidad de contar con una tarjeta de colegiación inteligente que permita fir­mar elec­trónicamente documentos. Podría ser ésta una herramienta de gran valor a la hora de luchar contra el intrusismo profesional, que es otro de los retos. Por ejemplo, contra la cre­­ciente invasión de nuestra área de actividad exclusiva que se está dando en la fi­sioterapia animal.

¿Qué tipo de reivindicaciones tienen los veterinarios?

Una fundamental, la de que se nos reconozca realmente como profesionales sanitarios. Nuestra labor es también clave para la salud de las personas y así se reconoce expresamente en la legislación, pero en la práctica no se nos dispensa el mismo trato que a otras profesiones sanitarias que, por ejemplo, están exentas de IVA. En nuestro caso, este impuesto indirecto sufrió en 2012 una dra­má­tica subida del 8 al 21%. Esto ha provocado que du­rante estos años ciertos tratamientos, como las desparasitaciones, hayan bajado de me­­dia un 35%. La consecuencia es que, cuando se es­tudia el número de animales in­fec­ta­­dos con parásitos que pueden causar enfermedad en las personas, nos encontramos, en al­gunos casos, con niveles que superan el 40%. Por ello, este nivel impositivo debe cambiar, ya que perjudica a toda la sociedad.

¿Cómo favorece su profesión a la salud alimentaria?

Los veterinarios tenemos una visión global de toda la cadena ali­mentaria. Estamos presentes en todos sus eslabones, desde los centros de producción o las granjas hasta las industrias de alimentación y, desde éstas, al control en mercados o superficies de res­tau­ración. El veterinario asegura la trazabilidad de los ali­mentos y per­mi­te que lleguen a los consumidores con las mejores condiciones de calidad y se­gu­ridad.

Supongo que se referirá al papel del veterinario en la lucha contra las zoonosis, las enfermedades animales que pueden transmitirse a los humanos?

Sí. Desde primeros de año, los veterinarios valencianos estamos contribuyendo a crear la Red de Vigilancia Epizootiológica más completa de España. Gracias a una re­gu­lación es­pecífica de la Conselleria, los clínicos comunican cada caso diagnosticado de alguna de las hasta diez zoonosis ahora reguladas, las más relevantes, como la rabia, la leishmania o la toxoplasmosis? Todas ellas enfermedades animales que, potencialmente, pueden afectar a los humanos. Esto permitirá a las autoridades po­der estudiar los datos, acotar riesgos a nivel geográfico y establecer planes de choque o me­didas preventivas.

¿Qué le piden los veterinarios a las administraciones?

A la Administración central, como antes indicaba, le pedimos básicamente que acabe con el maltrato tributario del IVA y, en este caso, también de forma compartida con la autonómica, racionalidad y planificación de la oferta universitaria. Aquella subida decretada en 2012 y sostenida desde entonces fue asumida en gran parte por los veterinarios que, en una situación excepcional de crisis, no pudieron repercutir al cliente el brutal incremento de 13 puntos de este impuesto. Esta subida ha llevado a la ruina a muchos compañeros. Ha facilitado y acelerado que los veterinarios, según el propio INE, sean los licenciados superiores peor pagados del país, con remuneraciones que se sitúan más de mil euros mensuales por debajo de la media del resto de profesionales sanitarios. Esta situación es también consecuencia de la falta de planificación y regulación a nivel for­mativo. Sólo en nuestra comunidad autónoma formamos los mismos veterinarios que en toda Francia, con mucha más extensión y población. Somos el Estado europeo con más veterinarios y esta «burbuja universitaria» precariza el mercado laboral y empuja a mu­cho talento a buscarse la vida en otros trabajos o en otros países. Es una tragedia para la profesión y para nuestro país, porque formar veterinarios es muy caro: implica de media el gasto de más de 10.000 euros por alumno y año, y de ello se están be­ne­fi­ciando otros.

¿Y a nivel más local?

Hay una demanda muy clara de la sociedad en materia de bienestar animal y tenencia responsable de mascotas. En lo institucional, vamos a profundizar en las bue­nas relaciones de cooperación que ya mantenemos con la Diputación de Alicante, con la que ya está cerrado desarrollar el III Plan de Esterilización Felina. Es éste un modo, un buen modo, a su vez, de estrechar lazos con los ayuntamientos, que son los que tienen las competencias en materia de tenencia de animales: poquísimos ayuntamientos cuentan en su plantilla con puestos de veterinario y eso, por el bien de todos, debe cambiar. Es necesario responder a esta inquietud con criterios técnicos y profesionales.

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