Los pacientes del centro de salud de San Fermín -también conocido como el ambulatorio- están hartos de ver cómo las instalaciones se degradan día tras día sin que se ponga una solución definitiva a los múltiples desperfectos que arrastra el complejo sanitario, con más de medio siglo de vida a sus espaldas. Y sin que «se haya acometido una reforma integral, que es lo que necesitaría», según señaló ayer un usuario que lleva toda su vida acudiendo al punto sanitario.

Lo cierto es que ese paso del tiempo se deja ver desde el primer vistazo. «Solo con entrar es como retroceder 50 años en el tiempo. Desde las paredes hasta las puertas, carteles y consultas. Todo ofrece un aspecto decadente», señala otra paciente.

Los parches son visibles por todas partes, desde pintura caída del techo por goteras, hasta piezas de escayola rajadas o paredes de gresite que han perdido sus azulejos y se han reemplazado por otras de distinto color. «Y eso en el mejor de los casos, porque en otros ni siquiera se ha repuesto», señala parte del personal sanitario del centro ilicitano. Y así es. En un pequeño recorrido por las instalaciones se puede observar cómo existen trozos de pared que se encuentran en el suelo, azulejos caídos y, en las últimas plantas, hasta pintura del techo desconchada por grietas y numerosos desperfectos que deslucen el inmueble.

«Son de las instalaciones médicas más antiguas de la ciudad», señala otro miembro del personal, «por lo que se entiende que no pueden estar como el primer día, pero, igual que el Hospital General está siendo objeto de una reforma integral, este centro de salud necesita un plan, aunque sea a varios años vista, para darle un lavado de cara al centro y que no parezca tercermundista».

Las quejas de los usuarios van más allá y se centran en diferentes aspectos. Desde los baños, que «cada dos por tres están fuera de servicio por temas de cañerías, además de que también dejan mucho que desear», hasta los ascensores, «que también presentan averías, y seguimos con aspectos tan cutres como que los números de planta estén pintados en la puerta con rotuladores», señalan otros usuarios.

Otra de las cuestiones más recurrentes a la hora de reivindicar mejoras es la de las esperas para ser atendidos en el mostrador, ya que, «para coger cita en el médico de cabecera, te puedes tirar hasta más de una hora. Conseguirla por teléfono es imposible, porque nunca lo cogen, y cuando te quejas en el mostrador te dicen de muy malas maneras que la saquemos por internet. Sin embargo, la mayoría de los pacientes que venimos aquí somos gente mayor, sin haber encendido si quiera un ordenador en la vida, así que no nos queda otra».

Las demoras en las consultas tampoco contentan a los usuarios, ya que, «aunque es cierto que en la mayoría de días te dan cita para el día siguiente, luego llegas y la espera en la consulta es brutal, llevan retrasos de más de una hora. A nosotras, que estamos jubiladas, nos da más igual, porque tenemos más tiempo libre, pero a veces he venido con mi hija y es un calvario, porque le toca perder toda la mañana de trabajo», comenta una paciente mientras espera su turno para el médico.

Desde la dirección del Hospital General ya apuntaron hace días que la reforma integral es complicada, pero que apuestan por ir realizando «labores de mantenimiento». De momento, nada de reforma integral.