Las viviendas tradicionales del Camp d'Elx podrían recuperarse antes de que el tiempo las tire abajo. Esa es la pretensión que tiene la Associació per al Desenvolupament Rural del Camp d'Elx (Adr) en coordinación con el Muso Escolar de Pusol, que ya ha iniciado una ronda de reuniones para presentar un plan de adecuación de las casas de labranza del campo ilicitano. El objetivo es renovar y revitalizar sus usos para que los propietarios saquen rentas complementarias a la agricultura. Este plan estratégico partirá del entorno del museo, que es la entidad que podría asumir la gestión con miras a que tenga, también, un fin pedagógico para el alumnado. Aunque la idea es hacer este proyecto extensible a todo el Camp d'Elx, este plan piloto parte de Pusol.

En un primer estudio, un equipo de arquitectos formado por Diego Castaño y Pedro Ródenas han punteado mediante vista satélite las 63 viviendas que hay en el radio de un kilómetro del museo escolar. Partiendo de ese registro se ha elaborado una encuesta que enviarán a partir de ahora a los propietarios interesados en acondicionar estas viviendas, con el fin de recopilar en una base de datos la utilidad que se les da a las casas, cuantos habitantes permanentes hay, si están vinculadas a la actividad agrícola o no, qué previsión de uso tienen para los próximos diez años o si los propietarios están dispuestos a admitir inversores.

Cuando reúnan esta información podrán analizar cuantas casas son candidatas como alojamiento rural y cuáles podrían admitir inquilinos. En la segunda fase se hará una radiografía individualizada de las viviendas para recoger las patologías de cada inmueble y estimar el coste de la reparación.

Estas actuaciones podrían ser asumibles con el programa de ayudas europeas Leader por valor de 3 millones de euros que han sido concedidos al Grupo de Acción Local del sur de Alicante, en el que están integrados 13 municipios de la provincia y más de sesenta asociaciones de la provincia para desarrollar estrategias que favorezcan el medio rural.

Los beneficiarios de la subvención recibirían hasta 70.000 euros por iniciar una actividad económica alejada del sector agrario, para poner en marcha, por ejemplo, alojamientos rurales. Para ello evaluarán la problemática de las casas de labranza y plantearán soluciones como la mejora del aislamiento, ya que muchas no reunen las condiciones óptimas de salubridad por problemas de humedad. Otro inconveniente es la canalización del agua, que en el entorno de Pusol proviene del canal de los Suizos, con aportes hídricos de baja calidad.

Aunque todavía es prematuro, ya hay interesados como Marga Mateu, heredera de una «faeneta» de 1885 de sus abuelos en la carretera del León. Desde hace años tiene en mente la idea de arreglarla para dar un servicio de casa rural, manteniendo la estética original, ya que ahora está deshabitada y sin uso, y «no quiero darle a mi hija un montón de piedras en herencia, hay que buscar la rentabilidad», asegura esta ilicitana.

Situación urbanística

Los expertos del medio rural quieren concienciar con este plan a los propietarios, que suelen ser herederos de estas moradas centenarias, para buscar alternativas antes de derribar y construir desde cero, ya que en el Camp d'Elx abundan los minifundios y la mayoría de parcelas están, hoy por hoy, fuera de ordenación.

No superan los 10.000 metros exigibles para edificar, según el Plan de Ordenación Urbana por lo que «tenemos que devolver las condiciones para vivir de nuevo en el campo y hay que trabajar para que, paralelo al plan urbanístico actual, haya otro de ordenación rural en el que se respeten los tipos de parcela», apunta Pascual Serrano, presidente de Adr.