«La gente en esta zona está cabreada», exponía una vecina de la calle Ángel. «Va a haber más follón. Aquí los coches cogen mucha velocidad, tanto en el inicio de la cuesta como al final, para tratar de evitar el semáforo en rojo, y ya hace unos años atropellaron a una niña. Creo que va a haber miedo a la hora de cruzar», agregaba.

Otra ciudadana, Conchi, indicaba que su madre también vive en una de estas calles y que, a pesar de estar en un cuarto piso, ya está pensando en invertir en mejorar el aislamiento acústico de las ventanas. Precisamente, lo mismo anda barruntando José Luis, otro vecino que habla de «blindarse la ventanas», al tiempo que recuerda que la Administración está concediendo ayudas precisamente para hacer reformas de este tipo en casa. No obstante, piensa que el cierre de la Corredora «no tiene lógica», y asegura que la mayor parte de la gente del mismo centro y de El Raval «está en desacuerdo».