Su contribución pionera al estudio de los mecanismos moleculares durante el desarrollo embrionario relacionados con el desarrollo de fibrosis y cáncer es lo que ha llevado a Ángela Nieto, investigadora del Instituto de Neurociencias -centro mixto de la Universidad Miguel Hernández y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas- a ser reconocida por la Fundación Lilly, en concreto en la categoría de Investigación Biomédica Preclínica. Para hacernos una idea, estos premios, impulsados por una fundación vinculada a la industria farmacéutica, en su XVII edición, reconocen la investigación biomédica de alta calidad en España y apoyan trayectorias de excelencia.

Este es uno más de los numerosísimos galardones que en el pasado más reciente viene atesorando la responsable del Laboratorio de Fisiopatología de los Movimientos Celulares en Vertebrados, del Instituto de Neurociencias, ubicado en el campus de Sant Joan.

Autora de más de 120 artículos en revistas científicas de prestigio, a la investigadora empiezan a faltarle falanges para enumerar sus galardones: Premio de la Fundación Carmen y Severo Ochoa (2004), Fundación Francisco Cobos a la Investigación Biomédica (2005), Alberto Sols a la mejor labor investigadora (2008) o el Rey Jaime I en Investigación Básica (2009).

También en el extranjero

En diciembre pasado, fue galardonada con el Premio México de Ciencia y Tecnología, otorgado por el Gobierno de México a investigadores que hayan contribuido de manera significativa al conocimiento científico universal. Asimismo, es representante de España en varios comités internacionales, miembro de la Academia Europea y del comité científico y técnico de la Agencia Estatal de Investigación. Desde enero, la doctora Ángela Nieto preside la Sociedad Internacional de Biología del Desarrollo.

El pasado año, su grupo de investigación definió el mecanismo que determina el posicionamiento del corazón a la izquierda, lo que ayuda a entender mejor las malformaciones cardiacas congénitas, que representan alrededor del 50% de las malformaciones.

Una de las principales aportaciones de Nieto y su equipo ha sido la identificación de genes y mecanismos que determinan la formación de órganos en la etapa embrionaria, y la demostración de que la reactivación de estos genes embrionarios en el adulto da lugar a enfermedades como cánceres, fibrosis o defectos en el crecimiento y mineralización de huesos.

Nieto y su marido, el también investigador de primer nivel Juan Lerma, llegaron, acompañados por sus respectivos equipos, en 2004 desde Madrid a esta provincia gracias a la insistencia del alma máter del Instituto de Neurociencias, Carlos Belmonte. Casi quince años después queda certificado que el salto fue todo un acierto personal y científico.