María (nombre ficticio de una mujer de Elche que ha trabajado toda su vida en el aparado) relata que en su oficio, el del calzado, trabajar sin contrato siempre ha sido lo más normal. La mujer, que acaba de jubilarse, explica que ha trabajado toda la vida en el sector, unas veces en su casa, y otras en talleres, y que ha cotizado muy poco, casi nada. «Cuando estaba en casa un repartidor me traía la faena, y lo cobraba todo sin declarar ni estar dada de alta, por lo que intenté buscar trabajo en un taller para optar a mejores condiciones», explica la mujer, que asegura que «pocas aparadoras que estén en casa han cotizado algo en toda su vida laboral».

No obstante, asegura María, «cuando conseguí trabajo en un taller, por el Sector V, las cosas no es que fuesen a mucho mejor. Me daban de alta por temporadas, aunque estuviese trabajando durante todo el año». De esta forma, insiste esta aparadora, «no tengo cotizado ni la mitad del tiempo que estuve trabajando en el taller, que fueron mucho años». La mujer sostiene que, «al final, te arrepientes por no presentar una denuncia, pero cuando estás ahí piensas que es lo normal, porque todo el mundo a tu alrededor se encuentra en la misma situación».