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El Gran Wyoming: «En la televisión sólo se acepta la música si es en un reality»

El segundo concierto del ciclo dedicado a La Movida trae hoy (21.30 horas) a La Llotja a José Miguel Monzón y su grupo, Los Insolventes

El Gran Wyoming: «En la televisión sólo se acepta la música si es en un reality»

El segundo concierto del ciclo que se ha dedicado a La Movida en Elche es el de Wyoming y Los Insolventes, ¿qué ofrecen?

Llevamos ya una década con este proyecto y ahora nos encontramos en nuestra gira ininterrumpida más larga. Actuamos un fin de semana sí y uno no, y hacemos un repaso por las canciones que nos gustan desde los sesenta hasta nuestros días. Tocamos música de todo tipo de grupos estadounidenses, ingleses y españoles. Ofrecemos una fiesta de la cultura, básicamente.

¿Cómo compagina la música con su trabajo en la televisión?

Actuamos los fines de semana y El Intermedio es de lunes a jueves. Ser un enamorado de la música es lo que me lleva a esto. Mi primer grupo se formó en 1975 y, desde entonces, no he dejado de tocar. Con el Maestro Reverendo, un pianista que ya falleció, estuve 30 años. Teníamos un programa en Telemadrid llamado La noche se mueve y estuvimos también ocho años en el bar La Aurora.

¿Qué le parece que en Elche se haya dedica un ciclo a los sonidos propios de La Movida?

Todo lo que esté relacionado con la música y el arte me parece interesante. En La Movida fui testigo, no formé parte de ella directamente. Era de los que se dedicaban al rock, de los que estábamos al lado. Ahora sigo haciendo rock, que es lo que me gusta.

Con los años, ¿cuáles son sus recuerdos de La Movida?

Antes la música no estaba en manos de los melódicos. El rock lo hacía gente suburbial, macarra. La Movida fue la llegada de la clase media y la clase alta a la música, todo se planteó de otra manera. Era una cuestión más lúdica que artística, muy basada en una estética determinada. Fundamentalmente, porque la gente era muy joven. Alaska, cuando empezó con Kaka de Luxe, tendría unos 14 años nada más, por ejemplo.

¿Qué paso después?

Eran cuatro gatos, una cosa pequeña y localizada. No fue hasta unos años más tarde, con la llegada de la industria discográfica, que se produjo el fenómeno de masas. Fueron los herederos de la New Wave inglesa. Lo de La Movida fue un término posterior. Era a imagen y semejanza de la nueva ola, que lo que hacía era recuperar el pop de los sesenta. Se volvieron a hacer canciones de tres minutos, a diferencia de los concierto de rock, en los que se ofrecían solos de diez minutos de duración.

Miguel Ríos dijo recientemente en Elche que el mercado musical busca clones, ¿comparte esta reflexión?

No existe un mercado musical como tal. Con la desaparición de la industria discográfica, hay un vacío total. La televisión le ha dado la espalda a la música. Es el único país que conozco en el que ocurre esto. En todo el mundo se puede ver a músicos en la televisión de forma constante. En España sólo aceptamos la música en televisión si forma parte de un reality show. Se ha convertido en la escusa para hacer un programa de entretenimiento. Entre los sesenta y los noventa, La 2 dedicaba cada día a un género: jazz, flamenco, pop?

Su trabajo en televisión, precisamente, le lleva a estar muy al tanto de la actualidad, ¿cómo ve el panorama de hoy en día?

Con pesimismo. Llevamos doce años con El Intermedio y los protagonistas son los mismos. La Justicia no actúa con la misma celeridad en unos casos que en otros, como lo demuestra el hecho de que haya políticos catalanes que están encerrados en prisión preventiva sin que los jueces entiendan bien los motivos. Soy pesimista porque veo una revisión permanente de las fechorías, que en unos casos prescriben y en otros se derivan.

Se le ve especialmente molesto con la cuestión catalana...

Es que el Constitucional ha tomado resoluciones en horas. En la trama Gürtel hay cosas que se llevan juzgando desde hace años y el 99% de la causa ya ha prescrito. Los juicios sólo son un protocolo de reivindicación del Estado de Derecho sin consecuencias. Esta semana mismo, el cabecilla de la trama ha dicho que el principal responsable era Mariano Rajoy y no he visto un eco en los medios. En cualquier país esto sería un terremoto y aquí sólo importa Puigdemont.

¿Hay más?

Claro, el caso de los discos duros destruidos, sin ir más lejos. El mayor ridículo fue cuando el juez dijo que no se podía demostrar que había dentro. Evidentemente. Eso es como si dice que un atracador armado no tiene culpa porque se ha llevado un botín pequeño. Lo peor es que ya nos hemos acostumbrado a todo esto. Por eso, me voy siempre con el rock, o hacer mi programa sería insoportable. Hay más información chunga que la que una persona puede asimilar.

Tendrá algo bueno esto, ¿no?

Lo único bueno que tiene todo esto es que me pone en la realidad en la que vivo. Trabajar en El Intermedio me impide mirar para otro lado y eso es insano. Estos días también he visto una entrevista a un superviviente de El Tarajal, donde fallecieron quince personas ahogadas. Allí había efectivos de la Guardia Civil y la Policía Nacional que lo que hicieron fue ayudarles a morir.

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