Con reticencias y recelos arrancó ayer la primera toma de contacto para comenzar con el diseño del Plan de Acción Territorial (PAT) de Alicante y Elche, que pretende definir el futuro del nuevo modelo de las ciudades. La buena sintonía de la que presumió el Consell en esta primera ronda de contactos para dar participación a todos en la planificación conjunta del territorio también estuvo marcada por los reproches políticos y las reivindicaciones para no quedar en segundos planos.
La reunión de trabajo fijada en tierras ilicitanas llegó a verse salpicada por la ausencia del alcalde de la capital, Gabriel Echávarri, que se escudó en motivos de agenda y tiró de técnicos para representar al Ayuntamiento alicantino en una cumbre a la que sí que asistieron los primeros ediles de buena parte de las localidades de la provincia a las que afecta el plan.
Pero también ese primer foro estuvo marcado por los recelos de Elche a ser un área metropolitana de Alicante o por el escepticismo entre los agentes sociales ante el temor de que este nuevo proceso impulsado por la Generalitat Valenciana vaya a quedase en una mera declaración de buenas intenciones.
La polémica estuvo servida desde el mismo instante en el que el Gobierno valenciano anunciara la adjudicación de la redacción del proyecto a expertos de la Universidad de Alicante (UA) y una UTE integrada por un despacho de València y otro de Barcelona. Sin embargo, la Administración autonómica escogía la ciudad de las palmeras para celebrar el primer encuentro oficial del equipo redactor y los colectivos sociales. Trataba de esta manera de rebajar la tensión que se había generado en Elche.
Representantes de los ayuntamientos de Agost, Aigües, Alicante, Aspe, Busot, Catral, Crevillent, Dolores, El Campello, Hondón de las Nieves, Elche, Hondón de los Frailes, La Torre de les Maçanes, Mutxamel, San Fulgencio, Sant Joan d'Alacant, San Vicente del Raspeig, Santa Pola, Tibi y Xixona estuvieron convocados a la cita. Sin embargo, la gran ausencia de la jornada estuvo protagonizada por el primer edil alicantino, Gabriel Echávarri, que delegó en dos técnicos municipales del área de Urbanismo. Desde su gabinete, se excusaron por la coincidencia con reuniones de trabajo que no estaban en agenda pública, y en que entendían que el encuentro iba a tener carácter técnico. Algo de lo que, al parecer, el Consell y el alcalde de Elche, Carlos González, ya tenían constancia previa.
La falta del regidor alicantino quedó todavía más en evidencia cuando sus exsocios de Gobierno, Natxo Bellido (Compromís) y Miguel Ángel Pavón (Guanyar), que sí acudieron, reprocharon el plante del alcalde de la capital de la provincia. Ambos lamentaron el gesto de Echávarri y el vacío del Ejecutivo local en el foro, al igual que hizo el portavoz del PP, Luis Barcala, que también arremetió contra el socialista. Las críticas políticas se colaron incluso en la misma reunión de trabajo, ante todos los presentes.
Más allá de eso, Bellido apuntó a la importancia de superar las «resistencias localistas para cooperar entre los municipios». Mientras, Pavón puso el acento en «abordar activos territoriales comunes de gran valor, como el sistema de humedales y dunas Saladar de Agua Amarga-Fondet de la Senieta-Clot de Galvany, o para conseguir que el ferrocarril Alicante-Elche tenga una estación en el aeropuerto y pueda liberarse de vías ferroviarias la fachada costera sur de Alicante».
Especial incidencia tuvo también, sobre todo por estar en territorio ilicitano, el rechazo unánime de Elche al planteamiento de que la ciudad se convierta en área metropolitana de Alicante. Empezando por el alcalde, Carlos González, que recordó a todos la declaración institucional que esta misma semana han firmado los portavoces de la Corporación municipal ilicitana para pedir visibilidad para Elche al Consell. Además, puso de relieve la premisa de que Elche no forma parte de Alicante y que no se dan los requisitos de las áreas metropolitanas. Un término que genera un estado de «alerta», según dijo González, y del que, de hecho, trataron de huir los agentes sociales de la ciudad ilicitana que intervinieron en la cumbre. Aludió a la «intensa relación» entre las dos localidades y puso sobre la mesa la necesidad de «no vivir de espaldas, de cooperar inteligentemente y de competir lealmente». En este sentido, también el portavoz adjunto del PP ilicitano, Vicente Granero, trasladó al Consell la necesidad de eliminar el nombre de «área metropolitana» en la redacción del plan, para evitar que haya una ciudad predominante, y que se cambiara por «área funcional» para tener en cuenta a dos centros vertebradores en el mismo nivel. Al mismo tiempo, pidió que la Universidad Miguel Hernández (UMH) participe en el diseño del modelo territorial desde el principio. No en vano, hasta la propia institución académica mostró al Gobierno valenciano su total predisposición a trabajar en el plan. De cualquier manera, tanto el alcalde ilicitano como la portavoz de Compromís, Mireia Mollà, dijeron salir satisfechos de la cumbre por la voluntad del Consell a dar protagonismo a los 14 municipios en el proyecto estratégico y en la reivindicación de infraestructuras.
Entre las intervenciones de los representantes políticos destacó también la de la alcaldesa de Aspe, María José Villa, que defendió la importancia de dar visibilidad a Elche y de mejorar las conexiones entre su municipio y el ilicitano. Los alcaldes de la Vega Baja también se mostraron en una línea similar.
Satisfacción y cautela
Esta convocatoria para que el Plan Territorial pueda comenzar a rodar contó no solo con agentes sociales de Elche, sino también de toda la provincia. Como ejemplo, el Consell invitó a representantes de ADIF, de la demarcación de carreteras en Alicante del Ministerio de Fomento, del aeropuerto de Alicante-Elche, de la Autoridad Portuaria de Alicante y de la Diputación, así como de Ecologistes en Acció del País Valencià, la Asociación de Empresas del Sector Terciario Avanzado (Aecta), la Asociación de Promotores Inmobiliarios de la Provincia de Alicante (Provia), la Asociación Empresarial Hostelera de la Costa Blanca y Benidorm (Hosbec) y la Unión de Llauradors i Ramaders del País Valencià. También se convocó a la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación de Alicante, el Colegio de Arquitectos de Alicante, el Colegio de Abogados de Elche, la Institución Ferial Alicantina y los sindicatos, por ejemplo.
La satisfacción por tener voz en la definición del modelo territorial fue aplaudida entre las entidades participantes que coincidieron, en su mayoría, en hacer llegar al Consell su interés en que la participación no se quede en consultas puntuales. Abogaron, en su conjunto, por una participación continua en el desarrollo de los trabajos, como fue el caso de la Asociación de Empresarios del Sector Servicios de Elche y Comarca (Aesec), Àgora y Elche Piensa. La incredulidad por los plazos para materializar esta iniciativa también se coló en algunos sectores, que reclamaron que se agilicen los estudios para evitar que también este plan se quede sin ver la luz como otros del pasado.
