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Arenales del Sol

La firma del hotel rechaza derribar la estructura hasta que haya sentencia

La empresa tenía hasta este mes para tirar abajo el bloque pero ha decidido dar un paso atrás y esperar a la resolución de la Audiencia Nacional

El estado en el que se encuentran las ruinas del hotel de Arenales del Sol, situadas en primera línea de playa. antonio amorós

El derribo de la parte antigua del hotel de Arenales tendrá que volver a esperar hasta nueva orden. Pese a que la empresa propietaria del antiguo complejo tenía hasta este mes de febrero para ejecutar la licencia municipal de demolición, ahora ha decidido dar un paso atrás. Hasta que no se pronuncie la Justicia, no moverá ni un ladrillo.

Según los dueños del hotel, la firma Princesol, por el momento no tienen previsto tirar abajo la parte antigua del inmueble. Alegan que han seguido las recomendaciones de sus abogados y prefieren posponer la demolición a la resolución de la Audiencia Nacional, donde han presentado ya varios recursos contra la resolución de la Dirección General de Costas, que declaró ilegales las obras realizadas para recuperar el edificio.

Con esta decisión, los propietarios han retrocedido respecto a sus intenciones iniciales. Y es que la mercantil solicitó al Servicio Provincial de Costas autorización para derribar la estructura antigua por razones de seguridad, mientras se elaboraba el expediente del Ministerio y se estudiaba la situación legal de las obras. Esta solicitud llegaba en marzo del pasado año al Ayuntamiento y la petición se dirigía solo a la construcción original, que fue inaugurada en 1963 y se clausuró en el año 1979.

Sin embargo, tras haber obtenido todos los permisos por parte de las administraciones hace ya varios meses, la firma del hotel ha decidido ahora posponer su intervención y dejar caducar la licencia municipal que tenía una vigencia de seis meses. Alegan que los técnicos de la obra no ven un riesgo añadido en el antiguo inmueble. No obstante, lo que sí que van a hacer es un refuerzo del vallado actual para acotar todavía más el perímetro de seguridad del inmueble. Algo para lo que todavía no han dado fechas concretas, pero sí que han avanzado que se producirá de manera «inmediata».

De esta manera, la propiedad del complejo hotelero ha preferido centrarse en los tribunales, donde han pedido que se revise el expediente abierto por el Gobierno central para ver si vulneraron el derecho de rehabilitación del edificio al haber realizado construcción nueva, con el objetivo de retirar los elementos inestables. Mientras llega la resolución judicial, para la que lógicamente tampoco hay plazos todavía, el equipo jurídico de la mercantil también está en proceso de realizar un estudio sobre las indemnizaciones por el tiempo que llevan paralizadas las obras. De momento, son ya 20 meses. Precisamente, la firma del hotel ha puesto como condición una compensación económica para retomar la recuperación del antiguo hotel de primera línea de playa. También contempla otro escenario: que el Ministerio de Medio Ambiente pase a convertirse en propietario de la parcela, previo pago del rescate de la concesión, reconocida, por ejemplo, por la Audiencia Nacional en el año 2006.

Complicaciones

El derribo de la vieja estructura ha sido una de las demandas más reivindicadas por parte del tripartito hacia la empresa, al igual que de los vecinos. Por un lado, por el temor a que se pueda venir abajo el inmueble, y, por otro, por la mala imagen que genera un «esqueleto» a pie de playa. En mayo, el Ayuntamiento otorgó la licencia para su derribo, después de que la empresa tuviera que subsanar varios errores. Sin embargo, el Consell requirió a la mercantil la renovación del plan para retirar el amianto que hay en el inmueble. Llegó el verano y las ruinas del hotel volvían a atragantarse en la zona costera por la prohibición municipal de hacer demoliciones en época estival por cuestiones de seguridad. En septiembre, la empresa ya disponía de todos los permisos, pero entonces ya había iniciado el proceso para regresar a los tribunales y pleitear por un proyecto otra vez frustrado.

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