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Bollería en la ciudad, embutidos en el campo

Los escolares de entornos urbanos dedican más tiempo a leer y los deberes, pero hacen menos deporte y siesta que los alumnos de zonas rurales

Bollería en la ciudad, embutidos en el campo

Un estudio médico en el seno de la UMH ha puesto de manifiesto que alumnos de sexto de Primaria que cursan sus estudios en colegios urbanos son más proclives a consumir bollería industrial y a hacer menos deporte, pero también a dedicar más tiempo a la lectura y a los deberes en comparación con otros estudiantes de su misma edad en otros colegios pero, en este caso, asentados en un ámbito rural. Así se expone al menos en una reciente tesis defendida en el campus de Sant Joan de la Universidad Miguel Hernández por parte de la facultativa María del Carmen Llopis Feldman.

El trabajo, que lleva por título «Estudio analítico de la alimentación, actividad física y estilos de vida en la población infantil de sexto de Primaria en un medio urbano versus rural», buscaba poner de manifiesto las características antropométricas, sociales y de acceso a las nuevas tecnologías en lo que concierne a un grupo de alumnos de 10 y 11 años de edad pertenecientes a colegios urbanos y su cotejo con centros educativos rurales.

En total se ha trabajado con dos colegios urbanos (los de mayor variedad socioeconómica) y otros dos rurales de la zona del Medio Vinalopó. En suma se estudiaron 168 alumnos, aunque se ofreció a casi 200 familias participar en este proyecto.

Para empezar, se ha detectado que la bollería supone «una evidente diferencia» entre los alumnos de uno y de otro ámbito, de manera que son los jóvenes en el ámbito urbano los que más consumen este tipo de productos, lo que posiblemente «obedezca a esa emulación o deseo social de equiparación a las nuevas modas o tendencias alimentarias de consumo» según Llopis Feldman. Por su parte, y seguido de lejos con respecto a otros productos alimenticios, los alumnos de zonas rurales mostraron una mayor atracción por los tradicionales embutidos.

Pese a ello, el peso entre los niños del núcleo urbano y los niños del núcleo rural está dentro de los límites normales y solo se obtuvo algún caso aislado, también en ambos ámbitos, de sobrepeso y obesidad.

En esta línea, los parámetros antropométricos de las poblaciones infantiles urbana y rural obtuvieron valores muy parecidos. El peso, altura, perímetro abdominal y los pliegues cutáneos mostraron un perfil antropométrico afín, mientras que la grasa corporal tanto de los pequeños de residencia urbana como de los de residencia rural fueron análogos y, salvo alguna excepción por ambas partes, sanos.

Diabetes y colesterol

La facultativa recuerda que es conocida la repercusión del sobrepeso o la obesidad en la edad adulta, que puede manifestarse a través de hipertensión arterial, diabetes, colesterol alto e incluso enfermedades cardíacas, y que en la mayoría de los casos todas estas manifestaciones tienen su inicio en la etapa infanto-juvenil.

Por eso, el objetivo del estudio, que ha contado con la autorización de la Conselleria de Educación, era conocer la alimentación y estilos de vida de los niños, así como su distribución en la población escolar, con la intención en un futuro de poder diseñar estrategias de intervención que permitan incentivar los hábitos saludables y corregir las malas costumbres para lograr en definitiva adultos más sanos.

No obstante, el estudio ha permitido constatar que la actividad física es «de forma contundente mayor entre los niños de un entorno rural, incluidos los fines de semana y además es practicada al aire libre». A esto se subraya que por géneros son las niñas de ambos entornos las que realizan mayor ejercicio.

En la tesis se revela también que el número de horas de descanso no es muy diferente entre la zona urbana y la rural, salvo para la siesta en fines de semana, en donde la población rural dedica más horas.

Otro dato llamativo es que el tiempo dedicado a los deberes y lectura es mayor, en número de horas, entre los alumnos de entorno urbano durante toda la semana, incluidos los fines de semana. Para la investigadora, esto refrenda que los hijos pequeños de familias asentadas fuera de la ciudad dedican más tiempo a jugar en el exterior.

Por contra, el tiempo dedicado al ordenador o tablet ligado al estudio durante el fin de semana es mayor entre la población infantil rural, «posiblemente para compensar lo no realizado durante la semana», según la doctora.

Los alumnos que participaron pasaron de forma anónima un cuestionario general, otro nutricional y un tercero sobre hábitos relacionados con la alimentación. Asimismo, se enfrentaron a un cuestionario de actividad física y de hábitos relacionados con el sedentarismo. Junto a ello se midieron parámetros antropométricos y se les tomó la presión arterial. De igual modo, la autora del trabajo se comprometió a remitir a los colegios involucrados los resultados obtenidos.

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