En algunos países africanos o en Oriente Medio la ablación es una realidad que está a la orden del día, aún hoy, y que afecta a centenares de menores. Algo inconcebible en la sociedad occidental. Por eso, la ley prohíbe su práctica, y por eso también perseguir estos casos, concienciar del peligro que conlleva la mutilación genital femenina e incluso ofrecer la reconstrucción del clítoris son los objetivos del protocolo de detección de casos de mutilación genital que puso en marcha hace unos meses la Conselleria de Sanidad. No en vano, desde la Generalitat calculan que en la provincia de Alicante hay 1.719 mujeres en riesgo. El plan, de hecho, ha permitido al Hospital del Vinalopó de Elche detectar seis casos de mujeres afectadas, además de la localización de otras tres menores con riesgo de sufrir la mutilación en un futuro, al tener menos de 15 años. Desde el departamento del Vinalopó señalan que estas situaciones han salido a la luz en consulta, pero, en la mayoría de las ocasiones, por atenciones realizadas por otros motivos. Sin embargo, la Conselleria aún no dispone de un cribado completo de los datos que se han puesto de manifiesto en el conjunto de la provincia desde que se implantó el plan.

Cada uno de los casos de riesgo está identificado por nombres y apellidos, ya que el mapa de riesgo se ha elaborado a partir de los datos de las SIP, filtrando por la población de riesgo, es decir, mujeres procedentes de países como Senegal, Nigeria o Mali, donde la práctica de la mutilación genital femenina está muy extendida.

La concienciación de los padres y madres para evitar que sus hijas, en un futuro, sean sometidas a la ablación es una de las prácticas más importantes del protocolo, ya que, en las menores aún puede evitarse, pues es más o menos a esa edad cuando sufren la mutilación. De ahí que en los casos detectados por el Hospital del Vinalopó se trate de mujeres de entre 30 y 35 años.

Desde Elche Acoge, una de las entidades que presta apoyo a los colectivos de inmigrantes, señalan que la mayoría de casos se producen en verano, aprovechando periodos vacacionales en los que las familias regresan a sus países de origen, pues es allí donde son mutiladas. Debido al choque cultural, desde la entidad indican que es un tema muy difícil de abordar, pero que se trata en los programas y charlas de educación sexual que reciben los y las usuarias, especialmente cuando se acerca el verano. Por tanto, es aún más difícil de detectar, porque pueden pasar años desde que sufren la ablación hasta que se diagnostica por el personal sanitario.

De hecho, el doctor Francisco Quereda, jefe de servicio de Ginecología en el Hospital de San Juan, asegura que los casos que se dan en consulta son muy puntuales, y que desde el centro hospitalario no se ha notado un aumento en los últimos años que lleve a pensar que se estén destapando cada vez más situaciones de mutilación genital femenina. De ahí que se sea un gran paso el simple hecho de elaborar ese mapa de riesgo para que los profesionales médicos tengan identificadas a las pacientes que puedan haberlas sufrido y hacer saltar la alarma.

En el caso de las menores de 15 años, se está realizando un seguimiento para controlar que no se les practique, citándolas regularmente en consulta y focalizando el programa de prevención y concienciación en los padres y madres.