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Luis Alberto Segura: «Detesto este mundo lleno de likes y hashtags»

Un directo potente y un sonido contundente son dos de las características que definen al grupo mallorquín

Luis Alberto Segura: «Detesto este mundo lleno de likes y hashtags»

Llamándose L. A. su grupo es difícil encontrarles en internet, ¿se puede vivir con esto?

Es algo con lo que llevo lidiando desde el principio. La primera vez que escribí el nombre de L. A. fue en un casete a mediados de los 80, tendría siete años. Escribí «L. A. demos» por mis iniciales y de ahí salió el nombre del grupo. En aquel momento no sabía que internet sería la gran herramienta para buscar información. Cuando fiché por Universal en 2008 nos llegaron a plantear un cambio de nombre y aquello me pareció una locura.

¿Qué opina de este asunto?

Lo que veo es que cada vez vamos a peor, la gente ya ni teclea, sólo mueve el pulgar en el móvil. Soy tradicional y detesto este mundo lleno de likes y hashtags. Se desvirtúa la importancia que tiene la música. Esto no pasaba en los tiempos de Elvis, entonces se premiaba el concepto, no a quien tenía una mayor presencia en las redes sociales. El que nos quiere buscar, nos acaba encontrando. Mejor que no lo hagan a la primera, hace más ilusión.

¿La música puede ser gratis?

Eso me dijo un chaval de 18 años y no sabía cómo explicarle que me gano la vida con esto. Intento llevar mis proyectos al día, los promociono. Muevo un equipo de veinte personas que tienen que pagar sus facturas. El problema es que muchos chavales crecieron comprando la música por la calle o descargándola. La han desvirtuado y le han quitado todo el valor que tiene.

¿Es un reflejo de la sociedad?

Se le da poco valor a las cosas. La gran mayoría de la juventud crece sin valores, ni intereses ni motivaciones. Esto es difícil para la gente que tiene talento y ganas de crear. Es un debate muy largo el de la visión que tiene la juventud del arte. El panorama es desolador. A mí me dijeron a la cara que la música tenía que ser gratis, no es algo que me contó alguien. Toca capear las olas, como me decía mi padre.

Empezó tocando la batería y se pasó después al micrófono, ¿cómo vivió aquel cambio?

Fue un paso paulatino, en fascículos. Primero fui batería, luego batería y cantante y, finalmente, dejé la batería y me quedé con la voz. Soy un tío tímido, no dado al espectáculo corporal. Me venía bien estar tapado detrás de la batería, donde no se me veía. Fue un cambio importante, años de tocar en garitos y sacar un repertorio para cantar. Necesité apoyarme en la guitarra.

En alguna ocasión ha dicho que es fanático de los Beatles, ¿de dónde viene esta pasión?

Mi padre era un loco de los Beatles y para mí han sido un ejemplo. Acudo a ellos con la misma vocación que se acude a la Iglesia. No se pueden imitar porque son irrepetibles. Le dieron un vuelco a mi vida y mis recuerdos están vinculados a ellos.

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