La situación en cuanto a las adicciones de los adolescentes se está complicando, en lo que se refiere al consumo de alcohol y cannabis. Así lo advierten los expertos que indican que al consumo de alcohol se está sumando el de cannabis, y de una forma totalmente normalizada entre los menores de edad. El alcohol es lo primero a lo que acceden los adolescentes, que empiezan a tomarlo desde los 12 años, y, poco después, a los 13 y 14, es cuando se suma el consumo de cannabis, que llega a través del tabaco, y con la percepción, para los menores, de que no se trata de una sustancia negativa para su desarrollo.
Este tipo de adicciones fueron analizadas ayer en la I Jornada Científica del Instituto de Investigación de Drogodependencias de la Universidad Miguel Hernández (UMH), donde se puso de manifiesto la necesidad de que exista una colaboración entre Sanidad y Educación, y la creación de unidades asistenciales para adolescentes.
Los científicos consideran que el problema con los adolescentes es que se les identifica como consumidores de este tipo de sustancias cuando la adicción se convierte en un problema y llegan a las unidades de conductas adictivas, donde no cuentan con un entorno adecuado para este tipo de pacientes. «Conocemos los casos cuando necesitan de un tratamiento», apuntó la científica Maite Cortes, de la facultad de Psicología de la Universitat de València. De ahí que se considere necesario que el sistema sanitario disponga de unidades asistenciales específicas para adolescentes, en las que no se les mezcle con pacientes con enfermedades mentales.
La prevención resulta fundamental para los expertos. En este sentido se echa en falta una mayor colaboración entre Sanidad y Educación, para que los programa de prevención que se ponen en marcha desde el ámbito sanitario se puedan desarrollar en los centros educativos sin inconvenientes. Los técnicos sanitarios tienen dificultades para realizar su trabajo en los centros educativos por la avalancha de peticiones que reciben los colegios e institutos. Por lo que es necesaria una coordinación entre los diferentes departamentos para facilitar el desarrollo de las actividades de prevención. La experta Maite Cortés aseguró que «es necesario mejorar los programas de prevención que se aplican en los centros educativos».
Por otro lado, se echa en falta formación para los padres, ya que la adicción al alcohol y el cannabis se detecta en una edad en la que resulta fundamental el control paterno.
La adicción al alcohol y el cannabis afecta en la actualidad a más del 30% de los adolescentes, que se inician en el consumo de estas sustancias poco a poco. Primero el alcohol, luego el tabaco y, finalmente, el cannabis que suelen mezclar con el tabaco. De esta forma, tres de cada diez adolescentes pueden acabar teniendo problemas por el consumo de este tipo de sustancias.
